1.11.08

Epifanías

No es la primera vez que me pasa. Y es una de esas cosas que no sé si me gustan o me horrorizan de mí. De pronto, de repente, sucede algo. Cualquier burrada. Literalmente, vuela una mosca. O algo así. O alguien grita. O alguien no aparece. O no llama. Cosa tal. Y entonces, de inmediato, siento que algo dentro de mí (sí, justo detrás de las costillas, como al lado izquierdo del corazón) truena. Casi puedo escucharlo crujir.

Y sé que se acabó. Que no va más.

Si la cuenta no me falla, han sido tres relaciones importantes y por lo menos dos trabajos. Por lo menos. Pero la cuenta sigue. Y ayer, bajo la lluvia de octubre, mientras veía el oleaje azotar el malecón en Sitges, lo tuve claro. Crujió.

Y no va más.

2 comentarios:

Darth Tater dijo...

Querida Cin,

Te sigo siempre pero poco tengo qué decir, mi realidad y la tuya se ven tan lejanas... sin embargo, quiero pensar que no sueño y que una vida como la tuya es posible... un beso!

Anónimo dijo...

Creo que es una ventaja... habemos otros que no escuchamos ese crujidito y no estamos seguros de si seguimos en el lugar correcto o es momento de decir "bai" ;) BLUE