29.3.08
¿A que es bonito?
(Y yo una cobarde, ja... es de tinta hipoalergénica, hecho con aerógrafo. Pero hace ilusión, aún así.)
27.3.08
Es Sarkozy... pero podría ser cualquiera
Habla de un allegado. Es frágil, dice. No es sólido, dice. Puedes ser sólido y frágil. Por otra parte, la fragilidad es lo que hace soportable la solidez.
Oigo la última frase como destinada a él mismo.
Yasmina Reza, El alba la tarde o la noche. (Anagrama, 2008)
PS. Esta es para mi querido Carax, que cita tanto y tan bien.
Oh, decepción
Me acaban de decir que tengo voz de dibujo animado. Y yo que quería ser rockstar. Snif.
Soundtrack de los días de cursilez bizarra
Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.
("Todo se transforma" - Jorge Drexler)
La excusa perfecta
Desde que regresé de Costa Rica, no me he parado ni un solo día en el gimnasio. Es cierto, aprendí a andar en bicicleta... pero tampoco me he subido en la bici desde el día que aprendí. Todo es un desastre. Me inscribí para correr la Cursa de Bombers la semana próxima pero creo que no podré hacerlo, a menos de que quiera morir ahogada. Además, mi política personal contra las drogas - con excepción del alcohol - es bastante estricta. Y según esta nota del New York Times sí, es cierto, correr puede hacer que la gente se ponga "pacheca" - ¿cómo más se traduce "high"?. Si lo he dicho, es una cuestión de principios esto de no hacer ejercicio.
13.3.08
Incógnito
En la ciudad de la luz, llueve. El aeropuerto CDG se cubre con una niebla ligera. Delante de mí, mientras espero bajarme del avión, una chica llora. Le llama su madre al celular y le avisa que alguien a muerto. Ahora lo que quiere - está desesperada - es el primer vuelo de regreso a Barcelona. A mí lado, un hombre estadounidense (gringo, pues) es tan grande y tan gordo que no cabe en el asiento. Ha dormido todo el vuelo, roncando. Yo tomé vino, comí la ensalada de pasta, hice dos sudokus. En fin.
Y París está gris. Antes de salir, entré en pánico. Pero ahora descubro que sí, lo entiendo casi todo y no creo perderme. Tomo el Roissy Bus y visito todas las terminales del autobús. Veo los autobuses que van a Disneyland Paris y, contra toda mi buena concienca, me apetece ir. Aunque sea un poco. Pero tengo muchos museos que ver, me digo, y la retrospectiva de Manray, y a mis amigos que viven aquí. Y el cementerio y los jardines de Luxemburgo. Anticipo, lo que conozco y lo que no. La Torre Eiffel, el Louvre, las Tullerias. Me acuerdo, sin querer, de Paris Je t'Aime. Soy una turista. Una extranjera. Me pierdo en el metro y temo balbucear en francés. Me gusta esta ciudad. Es bueno mirar a través de otros espejos.
Y París está gris. Antes de salir, entré en pánico. Pero ahora descubro que sí, lo entiendo casi todo y no creo perderme. Tomo el Roissy Bus y visito todas las terminales del autobús. Veo los autobuses que van a Disneyland Paris y, contra toda mi buena concienca, me apetece ir. Aunque sea un poco. Pero tengo muchos museos que ver, me digo, y la retrospectiva de Manray, y a mis amigos que viven aquí. Y el cementerio y los jardines de Luxemburgo. Anticipo, lo que conozco y lo que no. La Torre Eiffel, el Louvre, las Tullerias. Me acuerdo, sin querer, de Paris Je t'Aime. Soy una turista. Una extranjera. Me pierdo en el metro y temo balbucear en francés. Me gusta esta ciudad. Es bueno mirar a través de otros espejos.
12.3.08
Otra verdadera canción de amor
Por algo Morrissey es uno de mis grandes ídolos de todos los tiempos.
"But then I look at you and know
That somewhere theres a someone who can soothe me"
(El video no es tal. En realidad, es horrible. Pero no hay que ver las imágenes, sino oirlo cantar).
11.3.08
Nuevas libertades
De pronto, nos encontramos con nuevas libertades, de diversos tipos. Son más o menos sofisticadas, pero todas nos acercan a posibilidades nuevas, a cosas que nos habíamos planteado pero estaban lejanas. La Cumbiera Intelectual recibe noticias del Reino de España en donde le dicen que sí, que le conceden la nacionalidad. La próxima vez, las próximas elecciones, ella no será más convidada de piedra y podrá poner su grano para elegir el gobierno al que le pagamos nuestros impuestos.
Mi Socia pasa su examen teórico de conducción. Cada vez vemos más cerca la llegada del automóvil que nos llevará de paseo a sitios imposibles, o posibles. La libertad de los grandes caminos.
Yo, en cambio, que hago de los pequeños pasos grandes montañas, me subo a una bicicleta amarilla, golpeada, tambaleante. Y poco a poco, bajo la mirada crítica de un instructor-catalán-rastafari comienzo a perder el miedo, a ganar equilibrio, a adueñarme un poco de un parque en la Barceloneta. Tres reglas básicas, me dicen: mirada al frente, mano derecha en el freno y distancia prudencial de los compañeros. El sillón de la bicicleta tiene que estar lo suficientemente alto como para que puedas tocar el suelo con la punta de los pies. Vista al frente. Hombros relajados. Vista al frente. Pies en los pedales. Vista al frente, cuerpo al frente, pedales en movimiento.
Así, como por arte de magia. Casi treinta años de vida e incontables intentos de aprender. Profesores de todo tipo. Gritones, histéricos, aburridos, agobiados. Y de pronto, a cambio de una módica cantidad, siento que vuelo. El aire fresco de la tarde en mi cara. Una sensación como de flotar, aunque tenga que ir esquivando a los perros que me miran, como dudando entre si soltarme un mordisco o reirse de mi falta de decisión. Pero tengo decisión. Y le doy tres vueltas seguidas al parque ante la mirada divertida de mi instructor y mis compañeras. Sonrío. No puedo dejar de sonreir.
Sé que la gente que me dirá que si me doy cuenta de todo lo divertido que me había perdido estos años que no sabía andar en bicicleta. Pero hoy sí creo que todo llega a su tiempo. Nunca había necesitado tanto volver a creer que puedo volar. Y puedo.
Mi Socia pasa su examen teórico de conducción. Cada vez vemos más cerca la llegada del automóvil que nos llevará de paseo a sitios imposibles, o posibles. La libertad de los grandes caminos.
Yo, en cambio, que hago de los pequeños pasos grandes montañas, me subo a una bicicleta amarilla, golpeada, tambaleante. Y poco a poco, bajo la mirada crítica de un instructor-catalán-rastafari comienzo a perder el miedo, a ganar equilibrio, a adueñarme un poco de un parque en la Barceloneta. Tres reglas básicas, me dicen: mirada al frente, mano derecha en el freno y distancia prudencial de los compañeros. El sillón de la bicicleta tiene que estar lo suficientemente alto como para que puedas tocar el suelo con la punta de los pies. Vista al frente. Hombros relajados. Vista al frente. Pies en los pedales. Vista al frente, cuerpo al frente, pedales en movimiento.
Así, como por arte de magia. Casi treinta años de vida e incontables intentos de aprender. Profesores de todo tipo. Gritones, histéricos, aburridos, agobiados. Y de pronto, a cambio de una módica cantidad, siento que vuelo. El aire fresco de la tarde en mi cara. Una sensación como de flotar, aunque tenga que ir esquivando a los perros que me miran, como dudando entre si soltarme un mordisco o reirse de mi falta de decisión. Pero tengo decisión. Y le doy tres vueltas seguidas al parque ante la mirada divertida de mi instructor y mis compañeras. Sonrío. No puedo dejar de sonreir.
Sé que la gente que me dirá que si me doy cuenta de todo lo divertido que me había perdido estos años que no sabía andar en bicicleta. Pero hoy sí creo que todo llega a su tiempo. Nunca había necesitado tanto volver a creer que puedo volar. Y puedo.
Quotes - esto es un Spoiler
En 1991, Alan Parker dirigió una película llamada The Commitments, donde aparece como guitarrista Glen Hansard - hoy flamante ganador de un Óscar por la canción "Falling Slowly" de la película Once. En The Commitments, un grupo de chicos de "clase trabajadora" de Dublín deciden formar una banda que, al final, no llega más que a unos pocos conciertos memorables. Uno de los músicos que participan - Joey, un trompetista "famoso" y muy religioso - hace una reflexión casi al final con el que fuera el manager de la banda.
Joey: Look, I know you're hurtin' now, but in time you'll realize what you've achieved.
Jimmy Rabbitte: I've achieved nothing!
Joey: You're missin' the point. The success of the band was irrelevant - you raised their expectations of life, you lifted their horizons. Sure we could have been famous and made albums and stuff, but that would have been predictable. This way it's poetry.
Y eso digo yo. El éxito de todo esto es irrelevante: yo esperaba más de la vida, aumenté mis horizontes. Seguro, pudimos haber sido famosos y eso, pero habría sido predecible. Así, como es, es pura poesía.
5.3.08
A las tiendas departamentales
Hace dos días estaba viendo la televisión y ví un anuncio en el que la tienda departamental por excelencia de este país anunciaba: "¡Ya es primavera!". Con esa tranquilidad. A tres de marzo. Como si ellos decidieran. Como deciden la navidad y otras fiestas.
Entonces, un frente frío se dejó caer por las playas y los pueblos. Ahora se azotan las puertas. Es mediodía y tirito enfrente de la computadora. Hay sol, sí, pero sol de invierno. Que si se va te congelas.
Y me da risa la feliz coincidencia al acordarme del anuncio y todo su absurdo, su ridícula omnipotencia. Sigue siendo invierno, ja. Que se joda el Corte Inglés.
(La foto: ayer por la tarde, la playa, con nubes y viento de invierno.)
4.3.08
Jetlag
Hay una sensación como de estar constantemente encandilado. Sin saber. Si toca día o toca noche. Viajé así. Vagué de nuevo por el aeropuerto de Atlanta. Como soy una necia, me volví a comer una hamburguesa. Era una cuestión de principios. No podían vencerme tan fácilmente.
Regresé a Barcelona y me dí cuenta - otra vez - que estoy en casa. Que sé cómo funciona todo. Que en el piso me estaba esperando M, y me hizo café y hablamos. Y cocinamos. E hicimos una fiesta. Y salimos a la terraza y disfrutamos del sol. E intentamos evitar mi jetlag.
Pero llegó. Está junto de mí, en la cama. Mirándome con sus enormes ojos. Y dice que si deseo que se vaya sólo puedo acostarme a dormir de una buena vez. Pero me gustan sus ojos. Su olor. Su promesa de que seguiré viajando, estando a destiempo, siendo de un lado y de todos a la vez.
Regresé a Barcelona y me dí cuenta - otra vez - que estoy en casa. Que sé cómo funciona todo. Que en el piso me estaba esperando M, y me hizo café y hablamos. Y cocinamos. E hicimos una fiesta. Y salimos a la terraza y disfrutamos del sol. E intentamos evitar mi jetlag.
Pero llegó. Está junto de mí, en la cama. Mirándome con sus enormes ojos. Y dice que si deseo que se vaya sólo puedo acostarme a dormir de una buena vez. Pero me gustan sus ojos. Su olor. Su promesa de que seguiré viajando, estando a destiempo, siendo de un lado y de todos a la vez.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)