Anoche, cosas de la vida, estuve en un concierto de Steve Earle. Es un cantautor de rock-country que durante los últimos años ha sido más conocido por su lucha contra la guerra de Irak y lo que la virulencia repulsa que sus críticas al gobierno de Bush han causado entre sus coterráneos texanos. Evitando el caos, se fue a vivir a Nueva York, donde sigue haciendo música "comprometida". Como "City of Immigrants" en la que hace una apología a la diversidad de su nueva ciudad base.
Para presentar la canción habló, poco, en una sala Bikini bastante llena. Obviamente no es una traducción literal, pero es lo que recuerdo. "Es tiempo de elecciones en mi país. En ese país donde tenemos un concepto de democracia tan curioso. Porque pasan las guerras y, aunque la gente no esté de acuerdo con ellas, el gobierno no cambia. Aquí también tuvieron un desacuerdo con su gobierno. Gracias a nosotros, al gobierno de nuestro país, ustedes fueron a una guerra a la que no querían ir. Y cuando hubo elecciones, hubo un cambio de gobierno. Y eso para mí fue bastante democrático". Aplausos rabiosos de la audiencia. Pero Earle continuó. "Ahora, otra vez hay elecciones. Y en lugar de hablar de la guerra, estamos hablando de la inmigración. Y quiero decirles una cosa: cuando sus políticos comiencen a hablar de la inmigración como la causa de la falta de empleos sólo están haciendo una cortina de humo para que ustedes no vean cómo los empleos se van a otros sitios, mucho más baratos que su país. Y la inmigración no es un peligro, es una ventaja, una riqueza para todos".
La gente se agitó, pero no hubo muchos aplausos. No sé si porque pocos entendieron el cerradísimo acento texano del cantante y porque se quedaron pensando en el "respectarán Catalunya" de Ciu o en el "Contrato de Inmigración" del PP. Sí, está en la mente de la gente. Porque es fácil convertirlo en un fantasma. Y generar miedo. Mucho miedo.
Extra - Santiago Roncagliolo escribe hoy en El País este artículo sobre el famoso contrato y los verdaderos temores de los inmigrantes que vivimos en España. Porque sí, señor Durán y señor Rajoy, yo también soy inmigrante y convidada de piedra a todo este festín del miedo.
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2 comentarios:
Mmmmmm....a ver qué se le ocurre al señor Mariano en caso de que llegue a donde no debe... por lo pronto me causa mucha gracia lo del "contrato"... qué pasa, les obligarán también a firmar conformidad con aquella buena costumbre que los condena a tirar una cabra (o lo que sea) de un campanario para la fiesta de un pueblo?
tita
A donde no debe según yo, claro...
tita
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