Usualmente, no me gustan los forwards que pululan por Internet. Pero tengo una amiga loca que a veces me manda cosas que me hacen reir. Honestamente, creo que hace una selección de lo que me manda. Y hoy me llego un cuento - escrito en mexicano puro - de cómo una chica compra un sapo para convertirlo en príncipe según un libro de instrucciones.
Según el colofón, todos los sapos son príncipes y viceversa. La onda es que mientras más te lo crees tú que son príncipes, más los quieres y les dedicas tiempo y esfuerzo, más te parece que son príncipes y no sapos. Pero un día te despiertas cansada o hacen una de esas cosas que no soportas y te das cuenta que siguen siendo gordos, verdes y babosos.
¿Será? ¿O son delirios de ardidas?
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