17.1.07

Juegos de video y cameos: ah, Douglas Coupland


Después de varios días de vivir en el limbo, he comenzado a leer y a escribir de regreso. Es un éxito. Me hace sentir mucho, muy feliz. No es que haya tomado el mejor libro del mundo para empezar el año, pero por lo menos me sacó de la somnolencia en la que estaba metida desde que terminé Middlesex a mediados de diciembre pasado.

Nunca he sido demasiado fan de Douglas Coupland. Me parecía interesante su planteamiento en Generación X, pero tampoco muy único. Tenía algo de escritura automática un poco desangelada que conserva, impulsa y supera. Sin parar. En Jpod, su novela del año pasado (caray, qué prolífico es este señor...) cuenta la historia de un montón de canadienses locos que viven en Vancouver y trabajan en una empresa dedicada a diseñar juegos de vídeo. Tienen un trabajo que les parece tan por debajo de sus posibilidades, que se dedican a leer cosas en Internet, ver gore, buscar en Google y hacer juegos matemáticos... de los cuales hay muestras en el libro. Así por supuesto que se pueden escribir más de 400 páginas aderezadas con orientales malévolos, madres lesbianas o cultivadoras de marihuana y jefes heroinómanos. La vida es súper bonita.

Entonces: el libro es divertido y muy fácil de leer. Yo lo terminé en dos días. Los personajes son terriblemente de caricatura, pero quizá eso sea lo que los hace más divertidos o fáciles. Ah, y sale Douglas Coupland como un petardo insoportable. ¿Autocrítica, guiño o falta de creatividad? Ya sé... no estoy diciendo nada. ¿Que qué me parece en realidad? A ver, creo que es como rentar una comedia un domingo por la tarde: no es que te vaya a dejar nada nuevo entre los muebles de tu cabeza, pero te va a despejar lo suficiente como para comenzar las labores de limpieza y reordenación de las próximas horas. Y ya. A leer, que el año empieza y hay que subir la media, je.

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