Desde que llegué a Barcelona, descubrí que como dice el Popol-Vuh, yo también soy hija del maíz. ¡Cómo extraño a veces una tortilla en lugar de los trozos de pan! Además, siempre me acuerdo de unos espectaculares que Maseca puso enfrente de la Diana en los que decía que cada tortilla sólo tenía 50 calorías... muchas menos que cualquier tipo de pan. O sea, que es una cuestión de dieta sana.
Ahora leo las noticias que el país está convulsionado por un alza indiscriminada de tortillas. Y yo también estoy preocupada, sobre todo por aquello de que en las áreas más pobres del país una persona puede comerse hasta medio kilo diario como principal aporte calórico. Sí, hay que hacer algo... dice el señor Ebrard que otra vez tortibonos... pero para el DF, por supuesto. Luego nos preguntamos porqué la ciudad "de la esperanza" está desbordada...
Por otro lado, el señor Eduardo Sojo, secretario de Economía, dice que todos tranquilos, que ya están comprando maíz fuera y que en tres semanas se estabiliza todo. Yo lo que no entiendo es que se supone que el precio de la tortilla está subiendo justamente porque se está especulando con el maíz - que ahora también sirve para hacer etanol. ¿Pero y el maíz que produce México?
El Universal publicó ayer una nota en la que dice que expertos de la UNAM aseguran que la importación de maíz no va a solucionar el problema. Incluso, hablan de empeorarlo por una razón que me pareció muy metafísica: dicen que el maíz importado es transgénico "que implica riesgos ambientales y de salud incontestables, ya que México es un país megadiverso". ¿Perdón? Lo más interesante de esta nota es que los expertos que dicen que la importación de maíz no va a bajar el precio de la tortilla proceden, a saber, de los siguientes centros: el Instituto de Ecología, el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades y el Instituto de Investigaciones Antropológicas. Yo me pregunto, hablando de precios: ¿no hubiera sido bien bonito que le preguntaran también a un economista? Sé que es una cuestión de monopolios pero de ahí a alertar sobre maíz con riesgos ambientales y de salud... no lo sé.
Y bueno, al final, también los productores (ojo, señores gobernantes, el inicio de la cadena) tienen algo qué decir: según esta nota de La Jornada, lo que ellos han pedido en todo el país han sido apoyos para que se siembre más maíz en México y poder así satisfacer la demanda. Dentro de todo, la verdad, es lo que me parece más lógico. ¿Será que nos tendremos que poner todos a cultivar nuestra milpita? Es importante dejar espacio para el cultivo de nuestro alimento básico. Cuando yo era niña, Zapopan se llamaba la "cuna maicera". Ahora ya ni maíz hay. Pues ni modo... más maizales, menos centros comerciales. Seguro que se vivirá mejor.
Nota cultural: según el Popol-Vuh (en esta versión) el hombre no fue creado de barro ni la mujer de costilla de varón como dice la Biblia sino, justamente, de maíz. Claro que no es lo mismo ser "hijo del maíz" que "jijo del máis" pero ya eso es harina (Maseca) de otro costal.
De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario