19.4.06

Las vacaciones desaparecidas

Hay dos formas de gastarse el dinero de las vacaciones: saliendo o siendo un poco turista en la ciudad. Barcelona, tomada por las hordas, a veces resulta atractiva para imaginar que uno no vive aquí. Caminé con Paulina por las calles, buscando un vestido imposible, dos o tres fantasmas y hasta los silencios de las cosas que no queríamos hablar. Comimos nachos, ceviche y sandwiches. Fuimos un día a la playa y dos niños holandeses de unos siete años se acercaron a nosotros, que además de una gran cobija teníamos un UNO. Jugaron con nosotros. Y nos ganaron. El martes me preguntaron si había salido - el sol me dejó cara de mapache. Sí, salí. Fuí un poco turista en esta que, me doy cuenta, cada vez es más mi casa.

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