Contra las ideas más ortodoxas, a mí me gusta comer en los restaurantes chinos. Tienen una ventaja fundamental: son baratos. La segunda y clarísima ventaja es que te sirven varios platos y sientes que comiste, que realmente te alimentaste. Cuando trabajaba en Xinhua aprendí que no se vale preguntar qué es lo que está en el plato. Simplemente hay que comerlo. El sabor es bueno - en términos generales, casi siempre - y no hay problemas posteriores.
Hoy comí algo raro. Seguro. Pedí el menú - el más barato - con un rollo primavera, arroz frito y unas costillas con un apellido chino adjunto. Mi mesera, una chica recién llegada, no atinaba a explicarme algo sobre el plato. Al final, feliz de haber encontrado la palabra dijo: "tienen salsa". Yo no supe si intentaba disuadirme o sólo era una afirmación. "Sí, está bien", le respondí. Sonrío, inclinó su cabeza y se fue diciendo "sí, sí, sí".
Las costillas tardaron más de lo normal en un restaurante chino. Supongo que era algún tipo de plato especial. Yo, como estaba leyendo, ni me dí cuenta. Las costillas, doradas y cubiertas con una densa salsa color púrpura, llegaron. Su apariencia era ciertamente sospechosa - como la sonrisa perpetua en la cara del camarero - pero en general tenía buena pinta. Y comencé a comer.
Como buena mexicana les puse un poco de soya. Después del tercer bocado empecé a darme cuenta que TODOS los 20 meseros que trabajan en el restaurante [es grande] pasaban por ahí y me miraban. Me arremoliné en la silla, dejé de lado el libro y seguí comiendo con disciplina. Casi para terminar, uno de los chicos se acercó y me preguntó en su perfecto español: "¿Está todo bien con costillas?". "Sí, gracias..." "Ah... es que como puso soja..." "Sí, es que me gustan con soja". Sonrío, hizo su proverbial inclinación de cabeza y se fue. Se fue sonriendo.
Termine de comer, con tranquilidad, con postre y café y todo. Al final, cuando me ofrecieron un licor - cosa bastante común en los restaurantes chinos en España - acepté. No sé... supongo que siempre me ha parecido que el alcohol es un buen desinfectante en caso necesario.
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