3.2.11

Aprender a perder

En realidad, si tuviera que ponerle nombre y apellido, lo llamaría "Síndrome del Cuadro de Honor". Esos niños que creímos creyendo que el mundo se iba a poner a nuestros pies siempre. Que sabíamos que a veces tocaba meter un poco más de horas de estudio, pero podíamos organizarnos. Que dejamos de lado aficiones artísticas, musicales, deportivas porque no eramos lo suficientemente buenos. Esos niños trofeo, que se paseaban orondos en las reuniones familiares con su libreta de calificaciones por enfrente.

Esos niños no aprendimos otra cosa. No aprendimos que a veces no se trata de ser más listo, sino más hábil. Que otras, se trata de intentar sólo por reirse, aunque no ganemos. Que no pasa nada si no haces el pas de deux a la primera: que lo suyo es que te equivoques, te pares mal y tengas que aprender de nuevo.

De adultos probamos cosas, una y otra y otra - sobre todo cuando los resultados no son muy buenos. Porque tendríamos que saber cómo hacerlo, cómo llevarlo a buen puerto. Todo. Siempre.

Llenamos las consultas de psicólogos, psiquiatras y terapeutas de toda clase, esperando que alguien, por fin, nos enseñe a perder. A perdonarnos. Y un día te miras al espejo y te das cuenta que sí, en realidad, los últimos años has sido muy duro contigo mismo. Y con los otros. Como no sabes perder, te costó también aprender a perdonar. Como no sabes fallar, te cuesta hacer las cosas de otra manera, darles la vuelta, tener mano izquierda.

Te miras - te descubres metafórica y físicamente todas las heridas que te has hecho por buscar la perfección. Tienes el impulso de abrazarte. Te acercas. Y no, no se puede. El espejo es frío, duro y no te deja pasar.

4 comentarios:

Ana Lemus. dijo...

Me parece conocido, y a la vez no. Me gustó lo que escribiste, y descubrir tu blog ha sido interesante.

Saludos!

Ashanti dijo...

Un abrazo Cin...virtual, sí, pero un abrazo de alguien que te piensa y que se asoma...

Carolina Aranda dijo...

Tarde o temprano llega... si no es la sabiduría, al menos la humildad para reconocer.

Alezhi dijo...

Definitivamente de acuerdo contigo, a veces somos demasiado estrictos con nosotros mismos.
Original entrada :)