Han sucedido cosas últimamente en el país donde nací - reporteras despedidas, luchas intestinas en twitter, grandes torpezas en los departamentos de comunicación del presidencia - que han distraido un poco la atención de lo que parecía ser el "trending topic" del año (fuera, por supuesto, de la violencia).
El trending topic (hasta hace media semana): en una isla en el continente europeo, dos conductores de un programa de televisión que se dedica a hablar de automóviles, conductores y burlarse del que pase, decidieron burlarse de un auto fabricado en mi país y, de paso, del país, los que nacimos ahí y - por qué no - del representante diplomático en la isla. El representante diplomático se sintió especialmente aludido: además del enojo porque los conductores afirmaron que todos los ciudadanos de mi país somos "flojos, irresponsables y flatulentos", hubo un comentario especial al respecto de que ellos no tendrían ningún problema porque el embajador seguramente estaría roncando frente a su televisor.
En este mundo en el que todo el mundo se siente obligado a contestar de inmediato ante cualquier provocación o idea (más porque puede que porque tenga algo interesante que decir), cientos, miles de personas se manifestaron por las redes sociales para pedir las cabezas de los conductores, de sus jefes y de toda la cadena de televisión pública - que por cierto, hace unos programas muy buenos.
Resultado: los señores conductores se cotorrean aún más de mi país - además de otro cada semana, como diciendo por ejemplo en Albania prueban si las cajuelas son suficientemente grandes para llevar a un muerto - y la gente se pone más loca en las redes sociales.
Ayer, en otras noticias, descubrí que podría haber un punto científico interesante: en otro país europeo, han detectado que los niños que fueron vacunados contra la gripe "demipaís" (es así, no todo mundo se comió lo de A-H1N1) tienen una cierta tendencia a desarrollar narcolepsia - es decir, caerse dormidos a la mitad de cualquier actividad. Transtornos del sueño, dicen.
Queda abierta la broma un poco tonta de si es porque la gripe ya venía "dormilona" o se vuelve dormilona en combinación con ciertos genes europeos.
Hoy en el periódico de este lado del mundo no hay nada sobre la locutora de radio que perdió su trabajo en una radiodifusora privada por hacer comentarios y pedir informes oficiales sobre el supuesto alcoholismo del presidente, pero sí sobre que una compañía de televisión decidió dejar de retransmitir los programas de la cadena esta - pública y muy buena, por cierto - donde salen estos señores del programa de los coches.
Y me pregunto - si los periodistas de mi país pueden decir lo que sea, ¿porque nos enojamos tanto de lo que digan los de otro país? Y mejor aún: ¿por qué les damos nombre y apellido, retwitts, links y visitas a su página para que se vea "lomalomalísimo" que hicieron?
Creo que a mí me gusta más aquello de a las estupideces no se les escucha o se las deja pasar, a los idiotas no se les da nombres propios ni se les promociona (aunque sea criticándolos), los gabinetes de comunicación de presidencia de la república no responden sacando los dientes ante cualquier cosa que los enoje y las direcciones de los medios piensan dos veces antes de despedir a alguien. Digo, nada más por aquello que decían en mi casa de "antes de hablar (o de twittear, escribir una carta, o salir al aire), conecta la cabeza con la boca".
(Y no hay en este post hiperlinks ni nombres propios ni mayúsculas por que no me da la gana hacer más publicidad a la ignominia).
10.2.11
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2 comentarios:
Así es, siempre se sacan temas distractivos para acaparar la atención sin dar importancia a las cosas realmente relevantes.
Un tema triste y uno de los muchos problemas...
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