Hay un chiste muy malo que dice que cuando un europeo o un oriental se deprimen, cierran la ventana, toman una pistola y se vuelan la cabeza. En cambio, cuando un estadounidense se deprime, abre la ventana, saca la pistola y matan a todos los que vayan pasando por ahí. Malísimo. Todavía más malo a la luz de los acontecimientos.
Sigo leyendo los periódicos y la CNN. Me parece surrealista. Y encuentro lógico lo que dice el New York Times que las universidades no pueden ni expulsar a alguien por escribir cosas violentas - pobre Bret Easton Ellis, no podría ni dar clases -ni avisar a sus padres de todo lo que hace. El señor que mató a 32 personas - yo no lo incluyo a él, es un verbo distinto asesinar que suicidar - era una persona adulta: tenía 23 años. Ya podía votar y beber legalmente. Ya era responsable de sí mismo.
Encuentro por otro lado cuestionable dos cosas: lo mucho que se tardó Virginia Tech en avisar y lo mal que lo hicieron y que se siga publicando la cara del chico en revistas y diarios en todo el mundo. Eso es lo que él quería. Llamar la atención. Y lo está consiguiendo. No se trata de ninguna búsqueda y captura. Está muerto. Simplemente se pone su cara. Satisfacemos nuestra curiosidad y nuestro morbo, sí, pero también los delirios de grandeza del tipo que mató a tres decenas de personas para ser alguien. Yo no creo que se merezca una portada. Hay muchas fotos del Campus, si lo que se necesita es ilustrar la noticia.
Y en fin. Cosas como ésta hacen pensar en muchas cosas. A mí, en particular, en los milagros. Tengo una amiga que trabaja en Virgina Tech. Una amiga muy querida. Su esposo también trabaja ahí, como profesor, y da clases justamente en el edificio donde fue la matanza más grave. Pero ese día se enfermó. Y enfermó grave. Y como nunca, ella decidió quedarse a cuidarlo. Recibieron la noticia en sus casas. Ni él ni sus alumnos estaban en clase, en el edificio, cuando todo pasó. No puedo evitar pensar en los milagros. Y doy gracias por que los dos estén bien.
Actualización: En La Vanguardia, Andy Robinson cuenta cómo tampoco los estudiantes de Virginia Tech quieren saber más de los medios. Señores, por favor... silencio.
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1 comentario:
El problemón que implica, es parecido al debate del aborto. Nos escandalizamos y hacemos nota en primera plana de esta y mil cosas más. Pero nadie escucha que quizá muchos se sienten solos. Problema es que se da la nota, y yo me imagino a los editores esperando ansiosos a la siguiente matanza. Sic.
Besos.
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