Todo depende del ángulo en que se mire. Todo.
A mí nadie me puede decir que no sé de lo que hablo porque lo he pasado en carne propia. Vivo en un país en el que el aborto está despenalizado. Aquí, en este continente, acabo de ver cómo el país vecino lo despenalizó porque miles de mujeres tenían que viajar y cruzar fronteras y pagar cantidades increíbles a médicos extranjeros. Conozco mujeres que han abortado por voluntad y por accidente. Conozco mujeres que pagaron mucho dinero y otras que recurrieron a la seguridad social. Conozco mujeres que están bien y otras que ya no pueden tener hijos. Sé de mujeres que murieron a causa de uno.
El aborto no se acaba al penalizarlo. Se vuelve más criminal. Simplemente. Más un negocio sucio, una mafiecita.
Cuidado - que soy un poco carca. Que yo no estoy de acuerdo en la mayoría de los casos. Pero no puedo imponerle a la mayoría lo que pienso. Simplemente puedo hablar de ello. De la importancia que para mí tiene la defensa de la vida. En todo momento.
Lo que es cierto es que no puedo cerrar mis ojos a la necesidad que genera una población que quiere tener la opción. Que la necesita. Hay situaciones desesperadas. Y soluciones desesperadas.
Yo estoy contenta porque se haya despenalizado el aborto en México, por lo menos en la capital. Y no por otra cosa sino porque permitirá que menos mujeres tengan que recurrir a médicos sin escrúpulos o a situaciones peligrosas. Nadie está haciendo una apología del aborto: lo que se quiere es tener la opción. Adelante con que el estado reconozca la madurez de pensamiento de sus ciudadanos, su independencia frente a las creencias religiosas - aunque sean las de la mayoría -, y abran una puerta a la regulación de prácticas que de otra manera seguirían siendo de riesgo.
Adelante con la defensa a la vida. Despenalizar el aborto también es una acción en su favor.
25.4.07
¡Kriptonita!
Pues se supone que sí existe. Y la encontraron en unas minas en Serbia. La diferencia es que ni es verde (es blancuzca), ni viene de Krypton, ni emite radiación. Entonces... ¿por qué es Kriptonita? Dice el Museo de Historia Natural de Londres que porque tiene su misma composición química según la descripción que se hace en "El Retorno de Superman".
La nota completa aquí. ¿Ahora quién será el guapo que empezará a venderla en E-Bay? (Que por cierto... la foto tiene que ver porque es blanca con verde como "ambas kriptonitas" y porque el nombre científico de la orquídea es Phaiocalanthe Kryptonite. Lo que hacen las búsquedas en Google...)
19.4.07
Virginia under siege
Hay un chiste muy malo que dice que cuando un europeo o un oriental se deprimen, cierran la ventana, toman una pistola y se vuelan la cabeza. En cambio, cuando un estadounidense se deprime, abre la ventana, saca la pistola y matan a todos los que vayan pasando por ahí. Malísimo. Todavía más malo a la luz de los acontecimientos.
Sigo leyendo los periódicos y la CNN. Me parece surrealista. Y encuentro lógico lo que dice el New York Times que las universidades no pueden ni expulsar a alguien por escribir cosas violentas - pobre Bret Easton Ellis, no podría ni dar clases -ni avisar a sus padres de todo lo que hace. El señor que mató a 32 personas - yo no lo incluyo a él, es un verbo distinto asesinar que suicidar - era una persona adulta: tenía 23 años. Ya podía votar y beber legalmente. Ya era responsable de sí mismo.
Encuentro por otro lado cuestionable dos cosas: lo mucho que se tardó Virginia Tech en avisar y lo mal que lo hicieron y que se siga publicando la cara del chico en revistas y diarios en todo el mundo. Eso es lo que él quería. Llamar la atención. Y lo está consiguiendo. No se trata de ninguna búsqueda y captura. Está muerto. Simplemente se pone su cara. Satisfacemos nuestra curiosidad y nuestro morbo, sí, pero también los delirios de grandeza del tipo que mató a tres decenas de personas para ser alguien. Yo no creo que se merezca una portada. Hay muchas fotos del Campus, si lo que se necesita es ilustrar la noticia.
Y en fin. Cosas como ésta hacen pensar en muchas cosas. A mí, en particular, en los milagros. Tengo una amiga que trabaja en Virgina Tech. Una amiga muy querida. Su esposo también trabaja ahí, como profesor, y da clases justamente en el edificio donde fue la matanza más grave. Pero ese día se enfermó. Y enfermó grave. Y como nunca, ella decidió quedarse a cuidarlo. Recibieron la noticia en sus casas. Ni él ni sus alumnos estaban en clase, en el edificio, cuando todo pasó. No puedo evitar pensar en los milagros. Y doy gracias por que los dos estén bien.
Actualización: En La Vanguardia, Andy Robinson cuenta cómo tampoco los estudiantes de Virginia Tech quieren saber más de los medios. Señores, por favor... silencio.
Sigo leyendo los periódicos y la CNN. Me parece surrealista. Y encuentro lógico lo que dice el New York Times que las universidades no pueden ni expulsar a alguien por escribir cosas violentas - pobre Bret Easton Ellis, no podría ni dar clases -ni avisar a sus padres de todo lo que hace. El señor que mató a 32 personas - yo no lo incluyo a él, es un verbo distinto asesinar que suicidar - era una persona adulta: tenía 23 años. Ya podía votar y beber legalmente. Ya era responsable de sí mismo.
Encuentro por otro lado cuestionable dos cosas: lo mucho que se tardó Virginia Tech en avisar y lo mal que lo hicieron y que se siga publicando la cara del chico en revistas y diarios en todo el mundo. Eso es lo que él quería. Llamar la atención. Y lo está consiguiendo. No se trata de ninguna búsqueda y captura. Está muerto. Simplemente se pone su cara. Satisfacemos nuestra curiosidad y nuestro morbo, sí, pero también los delirios de grandeza del tipo que mató a tres decenas de personas para ser alguien. Yo no creo que se merezca una portada. Hay muchas fotos del Campus, si lo que se necesita es ilustrar la noticia.
Y en fin. Cosas como ésta hacen pensar en muchas cosas. A mí, en particular, en los milagros. Tengo una amiga que trabaja en Virgina Tech. Una amiga muy querida. Su esposo también trabaja ahí, como profesor, y da clases justamente en el edificio donde fue la matanza más grave. Pero ese día se enfermó. Y enfermó grave. Y como nunca, ella decidió quedarse a cuidarlo. Recibieron la noticia en sus casas. Ni él ni sus alumnos estaban en clase, en el edificio, cuando todo pasó. No puedo evitar pensar en los milagros. Y doy gracias por que los dos estén bien.
Actualización: En La Vanguardia, Andy Robinson cuenta cómo tampoco los estudiantes de Virginia Tech quieren saber más de los medios. Señores, por favor... silencio.
Del desnudo político
Ya había contado yo que una plataforma política en Cataluña llamada Ciutadans había intentado llamar la atención en las pasadas elecciones autonómicas con un cartel del principal candidato - el cabeza de la lista - completamente desnudo. En ese momento no tuve más que agradecer que tanta modernidad política no hubiese llegado a México, porque seguramente el Niño Verde se apunta. Lo que es lo menos decir, porque cualquier cabeza de lista del PRI hubiera matado directamente del síncope ante tanto horror a cientos y cientos de personas.
Hace unos meses fue noticia una concejala de economía del Partido Popular en Lepe, quien decidió posar desnuda para una revista local. Las fotografías eran muy bonitas, en blanco y negro, y en la entrevista la mujer decía que ella en realidad era una "mujer de izquierdas" - pertenece a un partido de derecha - e iba a dejar la política. Supongo que ahora descubrió que posar desnuda es mucho más rentable - es la portada más reciente de Interviú. Y digo yo: si pueden posar desnudas peluqueras gallegas tratadas injustamente por la justicia mexicana, ¿por qué no políticas con esquizofrenia ideológica? Lo único que pido es que ni a Beatriz Paredes ni a la Maestra Gordillo se les ocurra. Ahí sí se nos mueren un montón del síncope. O descubrimos que somos un país más depravado de lo que creíamos.
Hace unos meses fue noticia una concejala de economía del Partido Popular en Lepe, quien decidió posar desnuda para una revista local. Las fotografías eran muy bonitas, en blanco y negro, y en la entrevista la mujer decía que ella en realidad era una "mujer de izquierdas" - pertenece a un partido de derecha - e iba a dejar la política. Supongo que ahora descubrió que posar desnuda es mucho más rentable - es la portada más reciente de Interviú. Y digo yo: si pueden posar desnudas peluqueras gallegas tratadas injustamente por la justicia mexicana, ¿por qué no políticas con esquizofrenia ideológica? Lo único que pido es que ni a Beatriz Paredes ni a la Maestra Gordillo se les ocurra. Ahí sí se nos mueren un montón del síncope. O descubrimos que somos un país más depravado de lo que creíamos.
18.4.07
Can't buy me love
Liverpool, lo acepto, no era una de las ciudades marcadas en mi mapa imaginario con los destinos ideales. Como para miles de mexicanos, es más, representaba más bien una tienda departamental de a veces dudoso gusto y extrema presunción (no tanta como el Palacio, pero menos que Fábricas de Francia). En fin. Que no tenía grandes ilusiones al respecto.
La otra Cynthia - no habemos suficientes en el mundo - estudia ahí, en la escuela de Sir Paul McCartney. Yo quedé en ir a verla después de su visita el año anterior. Pero lo postergué hasta lo indecible. Hasta que me llamó y me dejó clarísimo que se iba de regreso para México y que yo era lo peor por no cumplir con mis promesas, no me puse a buscar boletos de avión. Y coincidió que ir en los días de semana santa no era TAN caro. Manos a la obra.
Viajamos el viernes. Siempre se me olvida que no me gustan las aerolíneas de bajo costo porque los aeropuertos están literalmente en el culo del mundo y es como viajar en el Estrella Blanca de los aviones. Pero bueno. Fuimos a Girona - primero en tren, luego en bus - y tomamos el avión. Un avión repleto. Dormimos a bordo. Cuando llegamos, en Liverpool apenas daban las once. Cynthia y Luis, otro amigo, nos esperaban. Y parecía también esperarnos un autobús ¡de dos plantas! que nos llevaría hasta el centro.
El primer recuerdo de que Liverpool es la ciudad de los Beatles es justamente el aeropuerto: The Liverpool John Lennon Airport. Su logo es la caricatura de Lennon en Imagine y su slogan, increíble, es "above us only sky". Y hablamos de apropiaciones.
Liverpool, como el resto de Inglaterra, se comporta actualmente como un chico que apenas tiene edad legal para beber y está en casa de los tíos simpáticos. Apenas hace un año, se derogó una ley que obligaba a todos los bares a cerrar a las 11 y a las discotecas a las 2. Hoy, hay cientos de sitios que abren las 24 horas. La fiesta es larga, salvaje y alcoholizada. Litros y litros de cerveza. Además, en Liverpool, prácticamente todos los bares tienen banda en vivo cada noche... lo que tiene ser la ciudad cuna de unos de los músicos más influyentes del siglo pasado.
Después de la fiesta obligatoria del viernes - fuimos a un bar divertido donde trabaja Afrika, otra amiga de C - había que dormir para aprovechar el sábado. Yo me paré temprano y me puse guapa para ir a la Tate Gallery de Liverpool. Es chiquita. Pero es lo máximo. La exposición permanente es bastante buena, varia y había una temporal sobre la importancia de Liverpool en el mundo de la cultura del siglo XX. Magnífica. Lo más increíble de todo era ver como los Beatles estaban presentes, pero obviados. La exposición decía a gritos: Liverpool es mucho más que "she loves you, yeah, yeah, yeah".
(Me contaron un cuento con respecto a la Tate que no me quiero olvidar: un par de sujetos, consumidores muy ocasionales de drogas, reciben como regalo un par de ácidos. Están en casa, meditando sobre cuál es el momento perfecto para ingerirlos cuando descubren por el periódico que en la susodicha Tate hay una exposición de arte psicodélico. Se comen los ácidos y se van a la Tate. No se me ocurre mejor manera de aprovechar la droga, ja.)
Luego de la Tate, fuimos a caminar por Liverpool. La gente inunda las calles haciendo compras, comiendo. La siguiente parada fue un bar, donde íbamos a ver el fútbol - a donde fueres. Karl y Afrika habían ido ese día a hacerse un piercing. Eran tan bonitos. Me acordé del mío en la nariz y me dió nostalgia. El Duque me miró con ojos de horror cuando yo dije que quería ir a hacerme uno. Al final, terminamos en un bar de regatas viendo el partido del Liverpool, junto con un montón de fanáticos de edad, digamos, más allá del promedio - todos los otros sitios estaban llenos.
Ese día aprendí que los noruegos hacen una cena familiar importante el sábado de Gloria, onda thanksgiving. Los vecinos del sótano de casa de Cynthia son noruegos compartidos y nos invitaron a la cena: cordero al horno, verduras, papas, gravy... Como navidad. En la noche volvimos a salir. Esta vez fuimos (principalmente) a Le Bateu, el bar indie por excelencia. Me encantó la estética: los chicos con pantalones de pitillo, camisas, corbatas angostas y suéteres; las chicas con vestidos amplios, con crinolinas y grandes tacones. Lamenté profundamente no ir disfrazada, pero igual estuve bailando. Fuimos a otro bar muy fresa y estuvimos ahí bebiendo vasos de agua hasta que nos cerraron - hay un límite para la cerveza que puede consumir uno. En el camino entre ambos bares, sucedió algo extrañísimo: nos encontramos a dos policías de la guardia montada en sus enormes caballos. Yo me emocioné. Cynthia los paró y les explicó que yo quería tomarme una foto. Y ellos posaron. Para la foto. Los policías ingleses son raros.
El domingo fuimos a Chester, un pueblo cercano con una muralla y anfiteatro romano y todo. También tiene el segundo reloj más fotografiado después del BigBen. Hacía mucho sol: de hecho estuvimos tirados junto a varias decenas de ingleses tomando el sol junto a un río. Y me comí un helado de gengibre. Calles bonitas, gente paseando, hamburguesas, más pintas de cerveza en un bar tradicional llamado el halcón, papas fritas en un paki (en Inglaterra los llaman takeaways) y el tren de regreso. En casa, nos dió el síndrome de domingo: baño largo, pizzas congeladas y Monopoly versión Liverpool. Tampoco era un plan malo.
El lunes nos íbamos. Me levanté triste. Siempre me pasa. No me gusta que se acaben las vacaciones. Es importante decir que fue el único día que hubo clima inglés: lluviosito y ventoso. Vimos la catedral anglicana, que es preciosa - a veces, cuando me doy cuenta lo conscientes que están ellos de la comunidad, entiendo que una amiga mía católica dijera que estaba considerando seriamente hacer el cambio -, el cementerio al lado, el chinatown (de dos cuadras) e hicimos el tour ultra-rápido de los Beatles, incluyendo por supuesto, The Cavern. Ya veríamos Penny Lane de regreso al aeropuerto - sigue siendo cubierta por el suburban sky.
Comimos comida inglesa - es mala, ni modo - con cerveza inglesa y regresamos a casa para terminar de empacar y despedirnos de todos, menos de Karl, que estaba trabajando. Una lástima. Cynthia quería que fuéramos a molestarle a su lugar de trabajo, pero nosotros no nos atrevimos. Adultos aburridos, qué hacerle.
En el aeropuerto nos tomamos fotos en el yellow submarine evitando las filas para documentar. Otra vez, viajar como vacas. El avión se retrasó dándome tiempo para deambular por las tiendas. Ni compré nada, en realidad: mi "botín" consistió en un par de libros, té y unas galletas. Ah, y unas papas adobadas con chile thai.
Me quedé con ganas de más fiesta y todo, la verdad. Pero me volvieron invitar a finales de mayo. Así que todo puede suceder...
La otra Cynthia - no habemos suficientes en el mundo - estudia ahí, en la escuela de Sir Paul McCartney. Yo quedé en ir a verla después de su visita el año anterior. Pero lo postergué hasta lo indecible. Hasta que me llamó y me dejó clarísimo que se iba de regreso para México y que yo era lo peor por no cumplir con mis promesas, no me puse a buscar boletos de avión. Y coincidió que ir en los días de semana santa no era TAN caro. Manos a la obra.
Viajamos el viernes. Siempre se me olvida que no me gustan las aerolíneas de bajo costo porque los aeropuertos están literalmente en el culo del mundo y es como viajar en el Estrella Blanca de los aviones. Pero bueno. Fuimos a Girona - primero en tren, luego en bus - y tomamos el avión. Un avión repleto. Dormimos a bordo. Cuando llegamos, en Liverpool apenas daban las once. Cynthia y Luis, otro amigo, nos esperaban. Y parecía también esperarnos un autobús ¡de dos plantas! que nos llevaría hasta el centro.
El primer recuerdo de que Liverpool es la ciudad de los Beatles es justamente el aeropuerto: The Liverpool John Lennon Airport. Su logo es la caricatura de Lennon en Imagine y su slogan, increíble, es "above us only sky". Y hablamos de apropiaciones.
Liverpool, como el resto de Inglaterra, se comporta actualmente como un chico que apenas tiene edad legal para beber y está en casa de los tíos simpáticos. Apenas hace un año, se derogó una ley que obligaba a todos los bares a cerrar a las 11 y a las discotecas a las 2. Hoy, hay cientos de sitios que abren las 24 horas. La fiesta es larga, salvaje y alcoholizada. Litros y litros de cerveza. Además, en Liverpool, prácticamente todos los bares tienen banda en vivo cada noche... lo que tiene ser la ciudad cuna de unos de los músicos más influyentes del siglo pasado.
Después de la fiesta obligatoria del viernes - fuimos a un bar divertido donde trabaja Afrika, otra amiga de C - había que dormir para aprovechar el sábado. Yo me paré temprano y me puse guapa para ir a la Tate Gallery de Liverpool. Es chiquita. Pero es lo máximo. La exposición permanente es bastante buena, varia y había una temporal sobre la importancia de Liverpool en el mundo de la cultura del siglo XX. Magnífica. Lo más increíble de todo era ver como los Beatles estaban presentes, pero obviados. La exposición decía a gritos: Liverpool es mucho más que "she loves you, yeah, yeah, yeah".
(Me contaron un cuento con respecto a la Tate que no me quiero olvidar: un par de sujetos, consumidores muy ocasionales de drogas, reciben como regalo un par de ácidos. Están en casa, meditando sobre cuál es el momento perfecto para ingerirlos cuando descubren por el periódico que en la susodicha Tate hay una exposición de arte psicodélico. Se comen los ácidos y se van a la Tate. No se me ocurre mejor manera de aprovechar la droga, ja.)
Luego de la Tate, fuimos a caminar por Liverpool. La gente inunda las calles haciendo compras, comiendo. La siguiente parada fue un bar, donde íbamos a ver el fútbol - a donde fueres. Karl y Afrika habían ido ese día a hacerse un piercing. Eran tan bonitos. Me acordé del mío en la nariz y me dió nostalgia. El Duque me miró con ojos de horror cuando yo dije que quería ir a hacerme uno. Al final, terminamos en un bar de regatas viendo el partido del Liverpool, junto con un montón de fanáticos de edad, digamos, más allá del promedio - todos los otros sitios estaban llenos.
Ese día aprendí que los noruegos hacen una cena familiar importante el sábado de Gloria, onda thanksgiving. Los vecinos del sótano de casa de Cynthia son noruegos compartidos y nos invitaron a la cena: cordero al horno, verduras, papas, gravy... Como navidad. En la noche volvimos a salir. Esta vez fuimos (principalmente) a Le Bateu, el bar indie por excelencia. Me encantó la estética: los chicos con pantalones de pitillo, camisas, corbatas angostas y suéteres; las chicas con vestidos amplios, con crinolinas y grandes tacones. Lamenté profundamente no ir disfrazada, pero igual estuve bailando. Fuimos a otro bar muy fresa y estuvimos ahí bebiendo vasos de agua hasta que nos cerraron - hay un límite para la cerveza que puede consumir uno. En el camino entre ambos bares, sucedió algo extrañísimo: nos encontramos a dos policías de la guardia montada en sus enormes caballos. Yo me emocioné. Cynthia los paró y les explicó que yo quería tomarme una foto. Y ellos posaron. Para la foto. Los policías ingleses son raros.
El domingo fuimos a Chester, un pueblo cercano con una muralla y anfiteatro romano y todo. También tiene el segundo reloj más fotografiado después del BigBen. Hacía mucho sol: de hecho estuvimos tirados junto a varias decenas de ingleses tomando el sol junto a un río. Y me comí un helado de gengibre. Calles bonitas, gente paseando, hamburguesas, más pintas de cerveza en un bar tradicional llamado el halcón, papas fritas en un paki (en Inglaterra los llaman takeaways) y el tren de regreso. En casa, nos dió el síndrome de domingo: baño largo, pizzas congeladas y Monopoly versión Liverpool. Tampoco era un plan malo.
El lunes nos íbamos. Me levanté triste. Siempre me pasa. No me gusta que se acaben las vacaciones. Es importante decir que fue el único día que hubo clima inglés: lluviosito y ventoso. Vimos la catedral anglicana, que es preciosa - a veces, cuando me doy cuenta lo conscientes que están ellos de la comunidad, entiendo que una amiga mía católica dijera que estaba considerando seriamente hacer el cambio -, el cementerio al lado, el chinatown (de dos cuadras) e hicimos el tour ultra-rápido de los Beatles, incluyendo por supuesto, The Cavern. Ya veríamos Penny Lane de regreso al aeropuerto - sigue siendo cubierta por el suburban sky.
Comimos comida inglesa - es mala, ni modo - con cerveza inglesa y regresamos a casa para terminar de empacar y despedirnos de todos, menos de Karl, que estaba trabajando. Una lástima. Cynthia quería que fuéramos a molestarle a su lugar de trabajo, pero nosotros no nos atrevimos. Adultos aburridos, qué hacerle.
En el aeropuerto nos tomamos fotos en el yellow submarine evitando las filas para documentar. Otra vez, viajar como vacas. El avión se retrasó dándome tiempo para deambular por las tiendas. Ni compré nada, en realidad: mi "botín" consistió en un par de libros, té y unas galletas. Ah, y unas papas adobadas con chile thai.
Me quedé con ganas de más fiesta y todo, la verdad. Pero me volvieron invitar a finales de mayo. Así que todo puede suceder...
12.4.07
Datos aislados
- Se murió Kurt Vonnegut. May he rest in peace.
- Cheeta (sí, el mono de Tarzán) acaba de cumplir 75 años. Sus cuidadores se lo celebraron dándole un pastel y una coca-cola sin cafeína. En la nota que ví en la tele parecía muy feliz.
- Ernest Hemingway y Marlene Dietrich tuvieron un affaire. La hija de la última acaba de regalar las cartas que él le mandó durante los últimos años de su vida. Según la televisión española lo único que prueban estas cartas es que cuando uno está enamorado escribe cursiladas. Según yo, estas cartas prueban que esos dos monstruos tenían una vida interior muy grande.
- Fuí a Liverpool por los días santos. Y se me quedó allá un pedazo de corazón. A mí, que nunca me gustaron demasiado los Beatles (ni los rubios, ja).
- Mi hermosa oficina fue víctima de un accidente-se incendió una computadora y todo quedó cubierto de una capa de polvo negro. Mañana iré a recoger mis cosas, incluyendo el cable de mi cámara después de lo cual podré mostrar fotos. Qué ilusión.
- Cheeta (sí, el mono de Tarzán) acaba de cumplir 75 años. Sus cuidadores se lo celebraron dándole un pastel y una coca-cola sin cafeína. En la nota que ví en la tele parecía muy feliz.
- Ernest Hemingway y Marlene Dietrich tuvieron un affaire. La hija de la última acaba de regalar las cartas que él le mandó durante los últimos años de su vida. Según la televisión española lo único que prueban estas cartas es que cuando uno está enamorado escribe cursiladas. Según yo, estas cartas prueban que esos dos monstruos tenían una vida interior muy grande.
- Fuí a Liverpool por los días santos. Y se me quedó allá un pedazo de corazón. A mí, que nunca me gustaron demasiado los Beatles (ni los rubios, ja).
- Mi hermosa oficina fue víctima de un accidente-se incendió una computadora y todo quedó cubierto de una capa de polvo negro. Mañana iré a recoger mis cosas, incluyendo el cable de mi cámara después de lo cual podré mostrar fotos. Qué ilusión.
5.4.07
Las drogas son malas
Experiencias personales a parte, tal parece que los famosos están dispuestos a dejar claro que las drogas son malas, muy malas. Britney enloquece, se rapa y casi pierde a sus hijos; Maradona no puede salir del hospital porque tiene ataques psicóticos y el último es el bueno de Keith Richards quien, no contento con parecer el verdadero y único padre del pirata Jack Sparrow, ahora afirma en una entrevista que se esnifó las cenizas de su padre. La máxima experiencia. La pregunta sería qué se sintió, pero eso no lo contestó. Es más... parece que ya hasta hubo desmentido y todo. Que no es que se lo esnifara sino que utilizó las cenizas para plantar un árbol. Qué dulce.
Lo dicho: las drogas son malas.
Lo dicho: las drogas son malas.
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