Hay una cuestión moral en el aborto que a mí siempre me ha costado definir. Puedo ser todo lo progre que quiera... pero tengo un respeto mayúsculo por cualquier cosa que comience a crecer en el vientre de alguna mujer. Supongo que también en el mío.
Hoy leo en el New York Times que los grupos cristianos que trabajan para disuadir a las chicas de utilizar su derecho a abortar han descubierto una arma nueva: las ecografías o los ultrasonidos. Parece que están intentando hacer fuertes inversiones para contar con uno in house y poder mostrarle a las chicas con problemas un sonido o una imagen del feto en gestación.
No voy a hacer un reclamo en favor de la vida, porque no me parece el momento y porque además muchas veces esos grupos anti-abortistas me parecen tan absurdos como los pro-abortistas. Lo único que quiero decir es que, por una vez, han tenido una magnífica idea. Y bueno, hay que aplaudírselas.
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