Una cosa que verdaderamente me encantaba en la Ciudad de México era ver por las mañanas los titulares de los periódicos, sobre todo de los gratuitos o los muy populares. Es magnífico ver las hazañas linguísticas y la inacabable imaginación de los redactores que convierten a un apellido o a un sobre-nombre en un prefijo polivalente. Y para ejemplo, todas las peje-cosas que inundan los diarios.
Hoy, al tomar de un montón de diarios gratuitos mi edición del día, sonreí con emoción. Desde las ocho de la mañana y gracias al noticiero de la 1 sabía que ayer se negó toda posibilidad al Plan Ibarretxe (asuntos de política nacional española al que bueno, prefiero no meterme).
Todos los diarios lo llevaron como tema de portada, con menores o mayores variaciones de acuerdo a su orientación. Lo mínimo que ví en una cabeza fue una de cuatro o cinco palabras. Pero el diario gratuito Qué - que cuenta con la campaña en televisión más fea del mundo y la semana pasada sacó una edición en la cual la fecha de portada era la errata más importante - hizo una hazaña linguística como esas que me encantan.
Ibarrechazo. Así dice. Ibarrechazo. Es tan bonito, que hasta siento que voy a llorar.
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