Parece que lo que sucede en la calle, en realidad sucediera aquí. Desde esta ventana en un tercer piso, alcanzo a ver un poco de la estación del tren, las vías del tranvía y una zona de construcción que puede ser una calle, un jardín, un estacionamiento o todo junto. Escucho, claramente, que los obreros tienen la radio a todo volumen con "I'm every woman" de Whitney Houston en este momento. Hace un rato fue Ace of Base. Vamos, los éxitos de los noventa.
Ha llovido todo el día - a distintas intensidades. Sentada frente a la ventana, he trabajado en muchas cosas diferentes: artículos, el libro, la tesis, la reunión de mañana. Avanzo poco. Y ahora avanzo menos. Desde ayer, que también trabajaba aquí, hay algo que me asusta. De cuando en cuando, al pasar un camión muy grande o en respuesta a algún golpe en la construcción, la casa se mueve. La primera vez que pasó pensé que estaba mareada. El gato seguía dormido, sin inmutarse. La gente en la calle no tenía miedo. Volví a mi silla: y unas horas después, de nuevo. Supuse, por alguna razón, que estaba bien - aunque en realidad me parecía raro.
Esta mañana, mientras tomábamos café, pregunté si era normal, si tenía de qué preocuparme. Él soltó una carcajada. "Sí, chica, claro que es normal. Es lo que tiene vivir sobre una sopa". Me explicó que si caváramos 60 centímetros en el parque, encontraríamos inmediatamente agua. Y que en este país que está literalmente bajo el nivel del mar, algunas ciudades están construidas sobre una sopa espesa de tierra y agua. "Pero no te preocupes: está todo bajo control".
Ha pasado el día y cada vez que siento el movimiento en casa, miro al gato, que me responde con una mirada vacía, en plan: "¿qué? ¡si no está pasando nada!". Él se acurruca en el sillón y yo a su lado. No es un terremoto, pero se siente como tal. Como saber que allá, en la otra casa, se llevan a alguien a una unidad de cuidados intensivos. Mensajes van y mensajes vienen - quiero saber la gravedad de todo, pero es difícil tocarla. Quiero estar allá, pero estoy aquí, donde también quiero estar. "Tranquila... es que estará mejor cuidado. No te preocupes: está todo bajo control".
No es un terremoto, pero se siente como tal. Esto de vivir con el corazón en muchos países es igual que vivir sobre una sopa: hay que acostumbrarse al movimiento y seguir sin inmutarse, aunque todo se mueva.
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