Mi padre - que me tiene una paciencia infinita - lo intenta una y otra vez. "Acuérdate: para saber dónde están tus puntos cardinales tienes que buscar dónde sale y se mete el sol. Tu mano derecha donde sale el sol, tu mano izquierda en donde se mete - entonces el norte está en tu espalda y el sur en tu nariz". O algo así. Probablemente lo estoy citando mal porque nunca, nunca me acuerdo. Y cualquiera que haya tratado de recorrer junto conmigo una ciudad sabe que le doy vueltas a los mapas para intentar ubicarme.
A falta de capacidad espacial, parece que en la repartición de dones fue a dar hasta mi cabeza una brújula de ave migratoria. Sin saber muy bien ni cómo, al final sé hacia dónde dirigirme y cómo llegar. Usualmente.
Barcelona me dió una oportunidad más para aprender a ubicarme. Después de unos meses perdiéndome, alguien un día me citó en una esquina "lado mar, llobregat". Me quedé de piedra. Entonces me explicaron una ley de ubicación barcelonesa clásica: estás rodeado por cuatro referencias naturales - las montañas y el mar de un lado, y los ríos Llobregat y Besòs. Con esto, puedes explicarle a alguien exactamente en qué lado de la calle estarás. Vamos, ha resultado tan útil que incluso hice un post para turistas en la página web de turismo en la que colaboro.
Pero no siempre es infalible: el viernes quedé en Montjuic, en Plaza Espanya, para subir al cine al aire libre. En mensajes de textos el acuerdo fue: Nos vemos en Plaza Espanya, viendo a la montaña del lado izquierdo. Todo claro y sencillo... Aparentemente.
Veamos - cuando uno está en Plaza Espanya frente a tí está Montjuic, digamos en lo que usualmente sería el lado mar. En tapatío perfecto Montjuic es un "cerro" y la montaña, lo que usualmente es mi referencia, es el tibidabo y demás en la parte posterior de la ciudad. Resultado: estás en un lugar en donde tanto enfrente como atrás tienes montaña.
Yo no dudé, lo que llevo a que indudablemente tardáramos un poco más en encontrarnos. Y que luego tuviéramos unas risas por la tontería. Me hizo pensar en que de nada sirve que sepas la teoría: como siempre, es mejor tener el sentido común de la práctica y, si lo que estás buscando no está del lado en el que creías, ve al otro. Quizá esté ahí.
Así de zen es esta historia.
Actualización: En los comentarios de este mensaje, mi padre me corrije y me dice que en realidad "si tu mano derecha apunta al oriente donde sale el sol siempre tendrás al frente el norte y tu espalda es el sur". Y lo dicho... paciencia infinita.
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2 comentarios:
Besos desde Guadalajara, y bien si tu mano derecha apunta al oriente donde sale el sol siempre tendrás al frente el norte y tu espalda es el sur.Te quiero F.J.U.A.
Yo también te quiero ;)
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