(Comparto la autoría de este post con Marek Fodor, director general de nuestro proyecto www.elecciones.es. Esta es mi versión. La suya se puede ver aquí)
No soy candidata a las elecciones catalanas por ningún partido o entidad. Lo que te pido es un favor personal. Hace seis años que vivo aquí, estudio y trabajo, pago mis impuestos e intento reciclar y ser buena vecina. Me interesa mucho que el territorio que se ha convertido en mi segunda casa sea cada vez un lugar mejor para vivir, para mí y para mis vecinos.
Por eso te pido que vayas a votar por una opción que creas que puede mejorar nuestra vida. Yo no puedo, porque soy inmigrante. Pero sé que tú sí – y que sabes que uno de los partidos que se presenta ofrece una opción de gobierno – o de oposición – que nos conviene tener.
Vota. En los últimos meses, trabajé junto a un equipo de personas diseñando una herramienta para que la gente pudiera ver qué partido era más cercano a sus ideas, para darles la posibilidad de emitir un voto informado, consciente. Si quieres, antes de ir al Colegio Electoral, visita www.elecciones.es y ve qué opciones tienes. Si no, no importa.
Pero, por favor, vota. Te lo voy a agradecer.
28.11.10
20.11.10
Los lujos de la herencia
Me mandó mi padre esta foto hace tres días y no me canso de verla. De ver sus ojitos profundos y firmes, que miran al fotógrafo casi desafiándolo. O desafiándolo de una manera silenciosa, aún dentro de su pose firme, clara, obediente.
Me la imagino todo menos muy obediente. Sé, sin embargo, que siguió ciertas órdenes. Que dejó de lado ciertos sueños. Que sabe muy bien a quién quiere y a quién no. Que esos ojos siguen mirando así, firmemente, y hablan aún a través de las gafas de sol que usa desde una cirugía ocular que no fue muy bien.
Creo que, entre otras muchas cosas, heredé de ella el bicho del nomadismo. Aunque es de las que más preguntan cuándo voy a volver, también sé que sabe por qué me fui: y que si ella hubiera sido yo, si hubiese vivido en mi tiempo y accedido a las oportunidades que yo tuve, también se hubiera ido lejos, a buscar esa cosa que no sabemos qué es.
Es verdad: la extraño cuando se reía más, cuando viajaba, cuando me contaba historias de sitios a los que yo nunca había ido. Pero la quiero igual o más. Y no me olvido de cuando me quedaba con ella y era pequeñita, de ciertas cosas que sólo ella sabe cocinar, de que cuando me fuí a vivir con ella no me despertaba para que me fuera a la escuela porque creía que estaba demasiado cansada, de las blusas y suéteres que me ha tejido, de que ella sabía que me iba el día que me fuí... porque me sigue recordando sentada en la escalera de su casa, pidiéndole cariños a un perro.
La adoro - y especialmente esa parte de mí que a veces se parece a ella y mira al fotógrafo (o al mundo) con esos ojos de insolencia que sólo dan los cinco años. Feliz cumpleaños número 86, Bili. Gracias por estar.
15.11.10
Flora
Me parece a mí que no tiene hijos ni nietos a los cuales llamarles la atención - no sé exactamente por qué, pero en gran medida por que nunca habla de ellos. Llega a la piscina todos los días como a las 7:30, ya cargada con un montón de periódicos gratuitos que fue recolectando de las calles. Los deja en el vestuario, para que puedan tomar alguno las que llegan más tardes.
Tenemos en común que somos animales de costumbres. Yo suelo dejar mis cosas en el locker número 190 y ella en el 192. Todos los días. Siempre que voy, coincido con ella. Y es la que se fija y me reclama si llego tarde o temprano, si he salido o no muy roja de la clase o de mi sesión de ejercicios.
Y tiene esta cosa que me saca de quicio aunque sepa que lo hace por mi bien: todos los días me reclama, con su voz un poco chillante, que me salga del gimnasio con el pelo húmedo. "Pero es que tú nunca me escuchas, no me entiendes... te va a dar una pulmonía y entonces verás... si no te vas a secar el pelo, ¿por qué no te lo cortas? Es menos peligroso que anda por ahí así". Y eso es lo que me dice a mí: pero para todas tiene una corrección, no importa la edad que tengamos. Es una especie de vigilante de nuestra integridad física... que no moral.
Hay días que estoy de ánimos de escucharla. Hay días que me gustaría que alguien tuviera la autoestima que yo no tengo para contrarrestarla. Y hay días como hoy que salgo del gimnasio con el pelo húmedo y me estremezco de frío y temo enfermarme. Y me imagino que quizá, al llamarse Flora, es una de esas hadas madrinas pequeñitas que seguían a la Bella Durmiente para que estuviera a salvo. Se quedó con el tic de salvar a la gente, aunque ya nadie quiera ser salvado.
Quizá mañana me seque el pelo antes de salir. Quizá.
Tenemos en común que somos animales de costumbres. Yo suelo dejar mis cosas en el locker número 190 y ella en el 192. Todos los días. Siempre que voy, coincido con ella. Y es la que se fija y me reclama si llego tarde o temprano, si he salido o no muy roja de la clase o de mi sesión de ejercicios.
Y tiene esta cosa que me saca de quicio aunque sepa que lo hace por mi bien: todos los días me reclama, con su voz un poco chillante, que me salga del gimnasio con el pelo húmedo. "Pero es que tú nunca me escuchas, no me entiendes... te va a dar una pulmonía y entonces verás... si no te vas a secar el pelo, ¿por qué no te lo cortas? Es menos peligroso que anda por ahí así". Y eso es lo que me dice a mí: pero para todas tiene una corrección, no importa la edad que tengamos. Es una especie de vigilante de nuestra integridad física... que no moral.
Hay días que estoy de ánimos de escucharla. Hay días que me gustaría que alguien tuviera la autoestima que yo no tengo para contrarrestarla. Y hay días como hoy que salgo del gimnasio con el pelo húmedo y me estremezco de frío y temo enfermarme. Y me imagino que quizá, al llamarse Flora, es una de esas hadas madrinas pequeñitas que seguían a la Bella Durmiente para que estuviera a salvo. Se quedó con el tic de salvar a la gente, aunque ya nadie quiera ser salvado.
Quizá mañana me seque el pelo antes de salir. Quizá.
12.11.10
Creemos tanto en usted
Ya lo dice mi jefe en la Universidad: este no es mi año con las becas. Ayer justo me informaron que una que parecía hecha a la medida para mi proyecto doctoral pues no... no me toca. Ayer también recibí una carta de una sacrosanta institución que me dio una beca (que tristemente ya se acabó) dando recomendaciones para presentarse en una entrevista de trabajo.
Aclaro antes de transcribir las recomendaciones que dicha institución otorga sólo becas a "estudiantes de excelencia". Y entonces uno lee:
Gracias, oh, gracias, por creer tanto en mí.
Aclaro antes de transcribir las recomendaciones que dicha institución otorga sólo becas a "estudiantes de excelencia". Y entonces uno lee:
* Infórmate sobre la empresa y el puesto de trabajo ofertado.
* Se puntal y evita ir acompañado.
* Asegúrate del lugar y de la hora de la entrevista.
* Cuida tu manera de vestir e higiene personal. Preséntate con una imagen formal (modera el uso de accesorios, maquillaje, perfumes, etc.).
* Lleva el material que consideres te puedan solicitar, por ejemplo: copia de tu currículum vitae, copia de títulos formativos, certificados, trabajos publicados, bloc y bolígrafo para tomar notas, etc.
* Escucha atentamente al entrevistador y exprésate de manera clara, concisa y estructurada.
* Cuida tu postura, modera tus gestos y tics, así como la risa.
* Demuestra confianza en ti mismo.
Gracias, oh, gracias, por creer tanto en mí.
10.11.10
Control de daños
Es algo así como "avienta la piedra y esconde la mano". Nunca como en el mes de las elecciones hay que ser políticamente correcto o tener una tendencia especial a la concordia. A no querer hacer enojar a nadie. A que las cosas que hicimos, que rebotaron a algunos, desaparezcan. A ver si se olvidan.
Salí de Barcelona pocos días antes de que llegara el Papa y regresé el día después de que se marchara. Por buena suerte o casi por error, alcancé a ver los cientos de banderolas que pendían dándole a Benet XVI la bienvenida a Cataluña y a Barcelona. En el último mes había vivido las discusiones sobre si era o no bienvenido el señor jefe de estado del Vaticano. Y había sido tema de debate político.
El lunes, a las 20h30, me topé con una cuadrilla de chicos que en diez minutos dejaron Plaza Urquinaona vacía de banderolas blanco-amarillas. Sonreí, porque a su lado había otras banderolas más viejas, de eventos que habían terminado hacia un par de semanas y eran objetivamente más necesarias de remover pero políticamente menos peligrosas. Pensé, mientras veía a un chico correr de un lado a otro de la calle con las famosas banderolas, que todos necesitamos un pequeño empujón para limpiar la casa con rapidez.
Salí de Barcelona pocos días antes de que llegara el Papa y regresé el día después de que se marchara. Por buena suerte o casi por error, alcancé a ver los cientos de banderolas que pendían dándole a Benet XVI la bienvenida a Cataluña y a Barcelona. En el último mes había vivido las discusiones sobre si era o no bienvenido el señor jefe de estado del Vaticano. Y había sido tema de debate político.
El lunes, a las 20h30, me topé con una cuadrilla de chicos que en diez minutos dejaron Plaza Urquinaona vacía de banderolas blanco-amarillas. Sonreí, porque a su lado había otras banderolas más viejas, de eventos que habían terminado hacia un par de semanas y eran objetivamente más necesarias de remover pero políticamente menos peligrosas. Pensé, mientras veía a un chico correr de un lado a otro de la calle con las famosas banderolas, que todos necesitamos un pequeño empujón para limpiar la casa con rapidez.
9.11.10
Anuncios electorales...
Este es un anuncio: entre el millón de cosas que ocupan mi mente y mis manos todos los días, tengo más de cuatro años haciendo investigación de tesis doctoral sobre cómo las nuevas tecnologías pueden auxiliar en nuestra relación con la política. No me siento necesariamente muy cerca de terminar, pero hay días en que pasan cosas que me hacen sentir que ha valido la pena - y que terminaré algún día.
Hoy abrimos oficialmente la página www.elecciones.es. Es una "aplicación de apoyo al voto" - es decir, un test de 20 preguntas para ver a qué partido está más cercano. La idea es lograr una reflexión de tu voto y que convirtamos el factor sorpresa - ¿por quién realmente quieres votar? - en un argumento para involucrarnos en la discusión política.
¿Qué les digo? Me hace mucha ilusión. Ojalá que puedan visitarlo y compartirlo.
Hoy abrimos oficialmente la página www.elecciones.es. Es una "aplicación de apoyo al voto" - es decir, un test de 20 preguntas para ver a qué partido está más cercano. La idea es lograr una reflexión de tu voto y que convirtamos el factor sorpresa - ¿por quién realmente quieres votar? - en un argumento para involucrarnos en la discusión política.
¿Qué les digo? Me hace mucha ilusión. Ojalá que puedan visitarlo y compartirlo.
2.11.10
Hablemos de mis muertos
La crisis comenzó la semana pasada en la oficina, cuando mandé un correo poniendo el límite de entrega de unos documentos el día "De Muertos" mexicano. Alguien me miró con la ceja levantada y me dijo que aquí no se dice "muertos" porque suena muy feo - difuntos si quiero, en cualquier caso.
Me quedé pensando en que me hace un poco de gracia que la gente vaya a los cementerios el 1 de noviembre, que en realidad es día de Todos los Santos. ¿Será que todos nuestros muertos son santos? ¿o que simplemente no nos acostumbramos a llamarlos por su nombre? ¿o que es nuestra peculiar manera de hacer como si no hubiera pasado? Así como no llamamos más a un gordo, gordo, si no obeso, porque se siente. O a un burro en clase burro, sino "niño con otra velocidad de aprendizaje". Nuestra actitud políticamente correcta lo ha glaseado todo - hasta el morirse.
Pero es que la gente, como las flores, se muere. Y se queda uno triste, con un hueco en el estómago, aunque no en la memoria. Te acuerdas, al contrario, de todas las pequeñas cosas de ese/esa que se fue, que se adelantó. Por que la idea es que se han ido pero no sabemos a dónde. Y la parte linda del día de muertos mexicano es que regresan, a ver si todavía nos acordamos de ellos, a ver si pueden seguir un poco más por aquí.
Y a mi alrededor se aparecen mis muertos. Y me doy cuenta que hay más de los que me imagino. Porque no son sólo los que se han muerto y qué pena, llantos, iglesias y sepultura. Hay los muertos de aquellas personas que éramos, de las cosas que creíamos. Los que hemos dejado en el camino - y recordamos, pero sabemos qué no volverán.
Sería bueno también prepararnos para el regreso de aquellos muertos: los otros nosotros que creímos que no volverán pero que nos están esperando a la vuelta de la esquina para decirnos que, en realidad, lo que queríamos era otra cosa.
Me quedé pensando en que me hace un poco de gracia que la gente vaya a los cementerios el 1 de noviembre, que en realidad es día de Todos los Santos. ¿Será que todos nuestros muertos son santos? ¿o que simplemente no nos acostumbramos a llamarlos por su nombre? ¿o que es nuestra peculiar manera de hacer como si no hubiera pasado? Así como no llamamos más a un gordo, gordo, si no obeso, porque se siente. O a un burro en clase burro, sino "niño con otra velocidad de aprendizaje". Nuestra actitud políticamente correcta lo ha glaseado todo - hasta el morirse.
Pero es que la gente, como las flores, se muere. Y se queda uno triste, con un hueco en el estómago, aunque no en la memoria. Te acuerdas, al contrario, de todas las pequeñas cosas de ese/esa que se fue, que se adelantó. Por que la idea es que se han ido pero no sabemos a dónde. Y la parte linda del día de muertos mexicano es que regresan, a ver si todavía nos acordamos de ellos, a ver si pueden seguir un poco más por aquí.
Y a mi alrededor se aparecen mis muertos. Y me doy cuenta que hay más de los que me imagino. Porque no son sólo los que se han muerto y qué pena, llantos, iglesias y sepultura. Hay los muertos de aquellas personas que éramos, de las cosas que creíamos. Los que hemos dejado en el camino - y recordamos, pero sabemos qué no volverán.
Sería bueno también prepararnos para el regreso de aquellos muertos: los otros nosotros que creímos que no volverán pero que nos están esperando a la vuelta de la esquina para decirnos que, en realidad, lo que queríamos era otra cosa.
1.11.10
Para llevar
Lo que tiene un lunes festivo es que uno se puede perder sin prisa ni angustia en aquellos blogs que le gustan y que nunca se da tiempo de leer. Descubrir que al otro lado de ellos hay alguien que está pensando, está viviendo, está escribiendo algo que siempre es el inicio de otra cosa. O que cita a alguien que nos hubiera gustado citar a nosotros.
Así que, con permiso de Lilián y su blog, me robo este texto de Wislawa Szymborska (poetisa polaca nacida en 1923, Nobel de Literatura en 1996).
Una del montón
Soy la que soy.
Casualidad inconcebible
como todas las casualidades.
Otros antepasados
podrían haber sido los míos
y yo habría abandonado
otro nido,
o me habría arrastrado cubierta de escamas
de debajo de algún árbol.
En el vestuario de la naturaleza
hay muchos trajes.
Traje de araña, de gaviota, de ratón de monte.
Cada uno, como hecho a la medida,
se lleva dócilmente
hasta que se hace tiras.
Yo tampoco he elegido,
pero no me quejo.
Pude haber sido alguien
mucho menos individuo.
Parte de un banco de peces, de un hormiguero, de un enjambre,
partícula del paisaje sacudida por el viento.
Alguien mucho menos feliz,
criado para un abrigo de pieles
o para una mesa navideña,
algo que se mueve bajo un cristal de microscopio.
Árbol clavado en la tierra,
al que se aproxima un incendio.
Hierba arrollada
por el correr de incomprensibles sucesos.
Un tipo de mala estrella
que para algunos brilla.
¿Y si despertara miedo en la gente,
o sólo asco,
o sólo compasión?
¿Y si hubiera nacido
no en la tribu debida
y se cerraran ante mí los caminos?
El destino, hasta ahora,
ha sido benévolo conmigo.
Pudo no haberme sido dado
recordar buenos momentos.
Se me pudo haber privado
de la tendencia a comparar.
Pude haber sido yo misma, pero sin que me sorprendiera,
lo que habría significado
ser alguien completamente diferente.
(Versión de Gerardo Beltrán)
Así que, con permiso de Lilián y su blog, me robo este texto de Wislawa Szymborska (poetisa polaca nacida en 1923, Nobel de Literatura en 1996).
Una del montón
Soy la que soy.
Casualidad inconcebible
como todas las casualidades.
Otros antepasados
podrían haber sido los míos
y yo habría abandonado
otro nido,
o me habría arrastrado cubierta de escamas
de debajo de algún árbol.
En el vestuario de la naturaleza
hay muchos trajes.
Traje de araña, de gaviota, de ratón de monte.
Cada uno, como hecho a la medida,
se lleva dócilmente
hasta que se hace tiras.
Yo tampoco he elegido,
pero no me quejo.
Pude haber sido alguien
mucho menos individuo.
Parte de un banco de peces, de un hormiguero, de un enjambre,
partícula del paisaje sacudida por el viento.
Alguien mucho menos feliz,
criado para un abrigo de pieles
o para una mesa navideña,
algo que se mueve bajo un cristal de microscopio.
Árbol clavado en la tierra,
al que se aproxima un incendio.
Hierba arrollada
por el correr de incomprensibles sucesos.
Un tipo de mala estrella
que para algunos brilla.
¿Y si despertara miedo en la gente,
o sólo asco,
o sólo compasión?
¿Y si hubiera nacido
no en la tribu debida
y se cerraran ante mí los caminos?
El destino, hasta ahora,
ha sido benévolo conmigo.
Pudo no haberme sido dado
recordar buenos momentos.
Se me pudo haber privado
de la tendencia a comparar.
Pude haber sido yo misma, pero sin que me sorprendiera,
lo que habría significado
ser alguien completamente diferente.
(Versión de Gerardo Beltrán)
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