Ayer, mientras caminábamos hacia Plaça Sant Jaume, Carlos y yo hablábamos de la enorme cantidad de realismo mágico que hay en los libros de texto mexicanos. Mientras estás en la primaria, aprendes a recitar un novenario de héroes patrios que al final o no existían, o no eran tan buenos, o no tenían las intenciones que te dijeron que tenían. De eso te vas dando cuenta por ahí de la preparatoria, si es que te tocó un profesor crítico y te ha dado por leer.
Me quedé pensando en las otras cosas mágicas en las que uno cree de niño, que no necesariamente son patrias - en los Reyes Magos, el Ratón de los Dientes, el Niño Dios. Y me acuerdo la explicación de mi padre cuando descubrí que los regalos navideños no llegaban por obra y gracia de cualquier intercesión divina: "en realidad, sí los trae el Niño Dios... tú piensa que gracias a él yo tengo un trabajo y por eso los podemos comprar..."
Mi padre es Ratón de los Dientes, Niño Dios y Rey Mago. Y también, por esa misma lógica, es uno de esos Héroes Que Me Dieron Patria. Más allá de las imágenes en las postales o las heroicas (e imposibles) narraciones en los libros de texto de ciertos personajes que podrían salir de una publicación de ciencia ficción, hay otros muchos héroes que me dieron Patria. Y que me dan Patria.
Mis amigos que son padres de familia y trabajan todos los días para mantener a su familia bien. Mi abuela que cada viernes invita a cenar a sus hijos y todavía los regaña como si fueran pequeños. Mi maestra de quinto año (Laura) que me devolvió la fé en los docentes después de tomar aquel cuarto año con una monja horrible. Mi profesora de Historia de México en la preparatoria, que me reprobó por primera vez en la vida por no saber argumentar correctamente mis respuestas. El responsable de becas que me dió una para seguir con mi universidad. Mis padres y sus esfuerzos. Mis hermanos y sus aventuras. Los que se han convertido en mi Patria...
Esos son mis héroes. Y mi Patria, tiene muchos más colores que verde, blanco y rojo con un escudo en medio. Me siento orgullosa de ser mexicana, con todo y lo que pase allá. Tengo que celebrar que hay gente que va a trabajar, que sigue produciendo cosas que se venden ahí y en el resto del mundo. La conciencia que tenemos de que todos - aún con el racismo y el clasismo que a veces hacen de las suyas - somos mexicanos.
Y así como me sigo emocionando con los regalos de navidad, me emociono también con la bandera y con el himno y con el mes de septiembre. Porque celebramos que estamos juntos, que estamos vivos. Y que tengo todos esos héroes que me han dado una Patria más grande que la que jamás imaginaron Hidalgo, Domínguez o Morelos.
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