No hablo de cuestiones amorosas. Ni siquiera - bueno sería - sexuales. Hablo de revisiones en los aeropuertos. En Phoenix, Arizona, el mes pasado pusieron a prueba unas nuevas máquinas de rayos X para revisar a los ¡oh, ilusos! viajeros que pretendan volar de un sitio a otro de la Unión Americana. El asunto con los rayos X de marras es que dejan a los interpelados al desnudo: se ve a través de la ropa para garantizar que no llevan ningún tipo de arma pegada a ninguna parte del cuerpo.
Ante la obvia discusión sobre tan flagrante violación a la intimidad, para disculparse las H.H autoridades han optado por utilizar esta máquina sólo en aquellos pasajeros que "suenen" en el arco magnético. Además, éstos "raros" - algo así como el 70 por ciento de la población según mis experiencias recientes - que suenan en el arco, pueden elegir entre esa revisión o la clásica a manita. La última es que afirman que no lo están utilizando a su "máxima capacidad" - para evitar que sea invasión de la privacidad.
El problema es que un especialista entrevistado por AP en una nota citada por Wired, dice que si la máquina no se utiliza a su máxima capacidad tampoco es que realmente sea del todo útil. Por otro lado, si se utiliza ES una flagrante invasión a la privacidad. Y bueno... pensar que todo comenzó con pedirte que llegaras tres horas antes a los aeropuertos y voltear las entrañas de tu maleta.
Me imagino un vuelo en el futuro: ya no llevas equipaje (no se puede) y al llegar a la puerta de salida, es como un quirófano. Te dan una bolsa para que pongas tu ropa - misma que después es revisada - y luego una batita azulosa de esas de hospital (con el trasero de fuera y todo) (las aerolíneas ya no gastarán en comida sino en higienización). Una vez así, podrás abordar el avión. Los sobrecargos llamarán a los pasajeros con una lista y les escanearán el iris del ojo para confirmar su identidad, porque se ha comprobado que el papel es un arma peligrosísima. Una vez a bordo, mientras los sobrecargos explican las medidas de seguridad y tienen la máscara puesta, se emite un gas adormilante para que nadie moleste. Al bajar del avión te regresan tu bolsita con tu ropa y puedes regresar a tu vida "normal". Ya no hay tiendas de dutyfree: solamente una larguísima hilera de cambiadores para que te vistas después del viaje y no hagas conflictivo el paso por inmigración.
7.3.07
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