Ayer, después de cinco horas de espera y la angustia de presentarme por enésima vez ante un funcionario de migración, fuí obsequiada con el pequeñísimo papel que me convierte en una residente legal de España. Ya puedo pagar impuestos y operarme sin culpas con la seguridad social. Ya puedo pedir trabajo en otro sitio. Ya puedo regresarme a mi casa si quiero.
Descubrimos que... yo también soy una egoísta.
Ayer, después de atender al anuncio de que ETA ha dejado las armas y hasta ver un poco de televisión, me puse como una loca peligrosa cuando descubrí que no iban a pasar la película mala que estaba programada. Apagamos la televisión (los debates al respecto y el resto de la programación eran terroríficos) y nos morimos de risa durante horas.
Descubrimos que... me importo más yo que el resto del mundo. Sigo siendo una egoísta.
(Ya me acordé porqué no me gustaba tener tele... uno se engancha hasta las cosas más tontas...)
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