3650 días. Una súper fiesta programada para hoy. Algunos amigos invitados. Muchos que faltan. Venir de una familia grande y saber que, aunque no tienes marido ni hijos, has hecho una familia aún más grande. Muchos días de viaje. Muchos días en casa. Dos Másters. Casi un Doctorado. La putatesisdeloscojones. Un postgrado (en Coolhunting... whatever that means). Tres universidades. Cientos (literalmente) de alumnos. Tres hombresdemivida. Una vidaparamimisma. Cuatro compañeros de piso. Decenas de estancias de turistas. Muchos jeans rotos en la entrepierna por caminar. Y tenis. Y zapatos normales. Cientos de libros leídos. Un par de libros escritos (que no publicados). Media docena de blogs (unos públicos, otros no). Un embarazo. Un aborto. Dos cirugías. Media docena de pruebas de HIV. Una nariz inútil. Un psiquiatra. Una psicóloga. Una psicoterapeuta. Dos ginecólogos. Tres otorrinos. Un amoroso cardiólogo. Un padre putativo. Una madre putativa. La ilusión de una casa. La desilusión de una casa. La tranquilidad de volver caminando a las cuatro de la mañana. El karma de dar clases en la Universidad. Quedarse encerrada una vez en la biblioteca, un sábado. Muchos, muchos, muchos aviones. Un permiso de conducir. Un montón de kilómetros en auto. Un cruce trasatlántico en barco. Unos besos robados enfrente de un hotel en calle Fontanella. Una estampida de mariposas en el estómago después de un beso erróneo en la Plaça de Sant Pere. Muchos amantes incovenientes. Muchos amigos de adultez. Dos urbanistas serbios. Un montón de visitantes. Una consulta para la independencia. Una decena de juegos del Barça en el Camp Nou. Aprender a andar en bicicleta. Enamorarme de mi instructor para aprender a andar en bicicleta. Ir con él al cine. Desenamorarme. Una hermana holandesa. Una hermana argentina pero uruguaya pero catalana. Una hermana que fue. Una cómplice local. Los éxitos de los otros - ese trabajo nuevo, esa nominación al Grammy Latino, ese anillo de compromiso, esos cuatro embarazos al tiempo. Otros tantos divorcios (de todos nosotros). Una jefa hijadeputa. Un jefe hijodeputa. Un montón de trabajos exóticos. Aprender a cocinar. Enamorar con la cocina. Hacer tinga, mole, carnenesujugo, birria, ceviche, tamales... Entender que amo comer. Bajar cinco kilos. Subir siete. Bajar diez. Subir cinco. Bajar quince. Subir siete. Aprender que el peso se mide por lo feliz que te ves en las fotos. Decidirme a viajar por viajar. Un tatuaje que me hace regresar. Un bar de casa. Desarrollar la habilidad de echar una bronca. Extrañar el tequila y el mezcal (y las tortillas y la cerveza Indio). El cabello más largo de la vida. Mechas rosas. Mechas azules. Mechas verdes. El pelo liso y no saber cómo verme en el espejo. La ilusión de irme. Las ganas de quedarme. La noción de volver.
Un último piropo (en inglés, por correo): "You have a smile that I will always remember, it makes me feel that everything is right in the world as long as you smile and believe."
Pura, absoluta, total fe y gratitud que hacen que después de diez años sepa que soy, de hecho, de aquí. En el fondo, sé que amo a esta ciudad porque cada día hago el esfuerzo de volver a enamorarme de ella - la dejo que sea como es (no puedo cambiarla) pero sé que nos hemos hecho, de alguna manera, a la forma de la otra durante este tiempo.
Y de tanto amor, uno solamente puede estar agradecido.
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