Después de un rato de insomnio, sentir un cierto cosquilleo primero bajo el párpado derecho, que se pone tan pesado que se resbala sobre el ojo. Se cae. Y luego en el párpado izquierdo. Y dejar de escuchar los sonidos de fuera.
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En una tarde de calor, entrar a una ducha caliente y sentirla casi fría por contraste. Regular el agua hasta terminar con agua fría, fresca. Salir y, en lugar de vestirse inmediatamente, acostarse sobre la cama envuelto en la toalla, sintiendo como la piel vaporiza y como algunas corrientes de aire se cuelan por las ventanas.
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Sábado - levantarse absurdamente temprano y caminar hasta la panadería donde los croissants todavía están frescos, calientes, recién horneados. Llevar algunos a casa, hacer café, servir jugo de naranja. Desayunar mientras las golondrinas vuelan frente a la ventana.
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Tomar un tren en domingo a medio día y llamar a un amigo para tomar unas cañas. Acabar comiendo en su casa, entre carcajadas, con el perro de la casa sobre el regazo. Regresar cuando cae el sol. Quedarse dormida en el tren - los ojos quieren ver el mar que se extiende frente a las mías pero el párpado derecho cosquillea y comienza a caer... pesado...
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