Tengo días sin ganas de escribir aquí. Será porque sigo tecleando la tesis, que parece no acabarse nunca. No estoy del todo satisfecha, pero es que tampoco se puede hacer mucho en este contexto. Hoy se espera que la temperatura llegue a los 39 grados, con toda la humedad del mundo. Las calles están llenas de unas flores amarillas que hacen tapices como si fueran jacarandas. Si las ves con cuidadito, son como mini-orquídeas muy monas. Habrá que tomarles fotos.
Y sin embargo, sigo pensando en las crónicas que debo. Y las que deberé. Me voy a Madrid. Hace años, ir a la escuela de El País sonaba tan a País de las Maravillas que me asombra la serenidad con la que tomo mis planes. Pero hace tanta ilusión sentarse entre periodistas, oirlos hablar, aprender.
Yo quería regresar a la escuela. Qué lástima que la que elegí no fue la más indicada. Pero ya casi se acaba. Ya casi. Y me encanta la idea de probar en otras.
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