19.4.05

La última de la fila

Al otro día del desafuero, Pablo y yo platicábamos sobre nuestra poco políticamente correcta visión más amiga de la derecha (mexicana) que de otra corriente. Nuestras opiniones sobre el desafuero. Cristina mu, nuestra querídisima compañera griega, nos miraba con una mezcla de horror y desconcierto. "En Grecia, decir que eres de derechas es horrible", afirmó. "La gente les dejaría de hablar por una declaración como esa".

Pero sí lo soy. Y las últimas semanas he visto ir y venir los comentarios de la divine gauche diciendo que qué mal, que el pobre peje, que si héroe, que si víctima del PAN y del PRI, etc. Dichos comentarios, por supuesto, encabezados por la propia defensa de López Obrador. La última me la encontré hoy en el New York Times, con una Carmen Boullosa convencida (también) de que estamos asistiendo con este desafuero al final de la democracia en México.

Yo nunca he dicho que el PAN y el PRI hayan hecho las cosas bien. Tampoco creo que esté bien que Nahum Acosta y Echeverría anden tan tranquilos con la vida con la conciencia tranquila. Pero a mí me estremece la creación del "héroe". Del "héroe del pueblo". Todos los argumentos que he leído están rematados por un: "mientras todos hacen mal al país, a él lo desafueran por desobedecer una orden que impide construir un camino hacia un hospital". Ay, Robin Hood. Robin Hood que iba a construir un camino hacia el ABC, uno de los hospitales más caros de México.

A López Obrador no sólo le importa un carajo lo que la justicia le diga. No. Tiene la bondad de decir ante las cámaras que le importa un carajo y que él va a ser lo que le venga en gana "en favor del bienestar del pueblo". Aha. Así como hizo marchas y obra pública monumental (que no imprescindible) para ganarse el lugar de héroe y leyenda. Pues no. No me parece correcto. Que desobedezcas la ley y que además te des el lujo de presumir que lo hiciste.

Para mí, el señor es lo más parecido a lo peor de la infancia de los años noventa: un niño que no sólo hace tremendos berrinches y decide desde los cuatro años cómo gritarle a sus papás sino que, además, en víspera de un castigo físico, espeta: "Pégame... y te demando o me divorcio de tí".

Insisto: no justifico la falta de acción contra otras personas que han infringido la ley. Pero tampoco puedo estar de acuerdo en la campaña para convertir en mártir a un niño caprichoso y grosero.

1 comentario:

Rax dijo...

Lo bueno es que en Mexico, con todo y todo, somos más civilizados que en Grecia. Por ejemplo, yo estoy en total desacuerdo con tu visión, pero no te dejaría de hablar por eso. Muy por el contrario.
Te mando un abrazo, me da muchísimo gusto el premio.