Hoy volvió a haber huelga en los Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya. Eso quiere decir que tengo que esperar más de media hora para llegar a mi trabajo. Afortunadamente, tengo una ruta alterna: tomar la línea uno del metro y bajarme casi a dos kilómetros de la planta. Pero se puede caminar hasta allá sin problemas.
Y resultó que el cambio de ruta fue de lo más bueno. Al bajar del metro todavía tuve tiempo para hacer una gestión bancaria y entré a un pequeño restaurante a comerme un kebab. En la televisión, estaban las noticias. Preferí ignorarlas y concentrarme en el pan pita relleno de carne de ternera y ensalada que tenía enfrente.
Salí un poco tarde para el trabajo. Hacía un tiempo tan bueno, un sol tan calientito que hasta pude quitarme el abrigo. Me molestaba un poco en la cara, por las quemaduras sufridas en Andorra, pero sabe bien después de meses de frío. A un par de cuadras de llegar a la oficina, descubrí algo que hizo mi día mucho más brillante: un cerezo, en flor.
Señores, decididamente, está llegando la primavera.
15.3.05
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario