Me acuerdo de aquellos años en donde jugaba a los militares en la escuela haciendo escoltas para la bandera. Ya sé, a los españoles les debe soñar a chino, pero los mexicanos sabrán la importancia que tenía para una ñoña como yo ser la abanderada o, en el peor de los casos, la comandante de la escolta con la que se paseaba la bandera por la escuela. Era, digamos, emocionante. Me daba una especie de glamour que - es cierto - en realidad no tenía. No contaba ser bonita. Contaba ser lista. Y en esas ligas sí que jugaba yo.
Total que en la escolta había una orden que era "en descanso". Podías relajar tu postura rigída y doblar un poco las rodillas. No parecía tanto, pero la verdad es que en medio de tanta tensión, venía de maravilla. Descansar.
No he escrito básicamente porque parece que mi cerebro está "en descanso". Veo cosas y me apetece narrarlas (como los "hidden treasures" de la clase de economía de ayer, la historia de la tesina copiada que casi saca la misma calificación de la mía - no copiada -; el cuento de la niña que me encontré esta mañana en un alto, abrazando a su ardilla de peluche, envolviéndola con cuidado en una mantita para que no tuviese frío). Veo cosas y me apetece tomarles fotos, pero tengo a la súpercámara guardada en mi habitación (a pesar de que las nubes abigarradas y los monstruos cubiertos de imposibles telas y abrigos se abalancen sobre mí a cada momento en la ciudad). Pero estoy en este in pace anual que hay entre las fiestas y mi cumpleaños. En ese que me hace pensar lo que quiero de mi vida, a dónde voy, de dónde vengo, para qué, qué sabor de pizza me gusta más y si debería cortarme otra vez el cabello a lo Sinead O'Connor.
Pero, tranquilidad: el cumpleaños es el viernes y entonces sí, después, empieza el año. Y seguramente podré concentrarme en otras cosas - no sólo en la ropa que hay que lavar, la novela por terminar (de leer, de escribir) o las historias aquellas que quedaron inconclusas.
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2 comentarios:
la verdd... es que se ha vuelto todo un placer para mi leer tus crónicas.... la pasada que escribiste ... respecto a los cines que visitabamos de niñas q ya no existen.... me llevó de regreso por aquellos años tan maravillosamente disfrutados! En fin mi cinthya... si que jugabas dentro de las ligas de las aplicadas... bien q recuerdo que no solo una.... en varias ocasiones fuiste la mera mera...abanderada! jaja Saludos! y viva por aquellos patios del america que si hablara, contarian con emosion todas nuestras aventuras!
Un abrazoooo
Elizabeth Diaz.
Aún recuerdo mis primeros “honores a la bandera”. Para un chango de Barcelona con 11 años, ¡aquello era de ciencia ficción! Nunca fui de la escolta (a pesar de que por notas si podía serlo) por mi pasaporte. Pero tampoco me hacía ilusión, demasiados ojos pendientes de un error jeje. Eso si, el himno nacional, el del esdo mex y el de la salle aun están guardados en mi cabeza…
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