11.8.05

Publicidad para llevar... al hotel

Barcelona, como las grandes ciudades del mundo, se está llenando de métodos alternativos de hacer publicidad. Las famosas postales invaden todos los lugares. Especialmente aquellos en donde se encuentra el "público objetivo".

En el famoso y muy in barrio del Borne, hay decenas de tiendas de moda y restaurantes exóticos para satisfacer hasta los gustos del más cosmopolita. Las tiendas, los restaurantes, las revistas de tendencias se anuncian entre ellas: todas tienen una pequeña mesita o un espacio destinado a publicidad de exposiciones, otras tiendas en donde se vende ropa funky-sexy-retro-cool, bares, restaurantes, mercadillos de artesanías, eventos especiales y, por qué no, hoteles.

Los hoteles – como todos los demás establecimientos – tienen una estética cuidadísima, totalmente dentro de la moda. Y sus anuncios dan por entendido la naturalidad del sexo, de la búsqueda constante de lugares escondidos para dar rienda suelta a las necesidades físicas obvias de todos los jóvenes (y no tan jóvenes) que viven para, por y de la moda y las tendencias en Barcelona.

Dos ejemplos, con sus respectivos textos :



La tarjeta está originalmente en catalán. En el frente, sobre la fotografía, una frase grande reza: ¿Quieres intimidad? (Vols intimitat?). En la esquina inferior derecha, el anunciante: Motel PuntCatorze.
Por la parte de atrás hay un mapa al sitio, que está en los alrededores de la ciudad. Además de la dirección, hay un pequeño cuadro de texto que dice: "Discreción, intimidad y lujo. De 41 a 91€ sin límite ni recargo por tiempo. Estacionamiento propio en el mismo edificio, con aparcacoches - valet parking -. Abierto todo el año."



La siguiente tarjeta tiene forma de aviso de tráfico, tipo total de señalética. Una figura humana subida en lo que parece una repisa está a punto de hacer el famosísimo salto del tigre sobre otra figura en una cama, coronado todo por un amarillo corazón.

La publicidad pertenece al Hotel La Paloma, ubicado en el centro de la ciudad, cerca de la sala de conciertos con el mismo nombre - que, por cierto, es también una zona donde la prostitución se ejerce sin mayor empacho durante todo el día. El texto, este sí en español y en catalán, afirma: "Intimidad y discreción. Amplias habitaciones climatizadas. Televisión con canales internacionales, para adultos y musicales. Servicio de habitaciones 24 horas. Parking (estacionamiento) propio en el mismo edificio, con aparcacoches. Precio: 36 y 42€ sin limitaciones ni recargos por tiempo".


Y en fin. Que los visitantes del Borne pueden ser súper hip-sexy-cool, gastarse cientos de euros en unas bambas – tenis –, vivir globalizados, abiertos, modernos y postmodernos... y aún así tener que buscar un hotel para dar “rienda suelta a sus pasiones”. ¿Será el encarecimiento de la vivienda, la extensión infinita de la adolescencia, flojera u otras razones? ¿Marketing? Saaaaaabe...

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