Comenzamos a rostizarnos por el calorcito de Barcelona. El sol se esconde pocos minutos antes de la nueve de la noche. A veces amo absolutamente la ciudad y otras la detesto. Pero no quiero irme. Por lo menos, no todavía.
Leo con atención las notas relativas al voto de los mexicanos en el extranjero. Según El Norte, el Pleno del Senado acaba de aprobar un proyecto para que los mexicanos en el exterior podamos votar a través del correo postal. Yo recuerdo que alguna vez ví unas boletas de voto español en una casa querida para mí. Me pareció una idea muy justa... y más me lo parece cada que voy a Nueva York o a California, donde se habla más español que inglés.
Me hace ilusión. ¿Estaré aquí para mandar mi voto por correo cuando toque? Queda por verse. Crucemos los dedos.
28.4.05
¿Cómo habrá ido?
En estas latitudes, hace cerca de un mes me informaron de que acababa de ganar un premio en México. Era raro, porque escribí el cuento más como un ejercicio que como otra cosa. Y bueno, American Express decidió regalarme unos libros, dos boletos de avión y vales para gastar en Gandhi.
Esta mañana desperté con el timbre del teléfono. Eran los padres del Duque, que nos llaman a las siete de la mañana de aquí para contarnos incidencias... a las doce de la noche de México. Mientras me bañaba, caí en la cuenta de que la noche anterior, mi querido Bef anduvo por ahí recogiendo el premio.
Desde aquí, muchas gracias. Sabes que te quiero.
Esta mañana desperté con el timbre del teléfono. Eran los padres del Duque, que nos llaman a las siete de la mañana de aquí para contarnos incidencias... a las doce de la noche de México. Mientras me bañaba, caí en la cuenta de que la noche anterior, mi querido Bef anduvo por ahí recogiendo el premio.
Desde aquí, muchas gracias. Sabes que te quiero.
19.4.05
La última de la fila
Al otro día del desafuero, Pablo y yo platicábamos sobre nuestra poco políticamente correcta visión más amiga de la derecha (mexicana) que de otra corriente. Nuestras opiniones sobre el desafuero. Cristina mu, nuestra querídisima compañera griega, nos miraba con una mezcla de horror y desconcierto. "En Grecia, decir que eres de derechas es horrible", afirmó. "La gente les dejaría de hablar por una declaración como esa".
Pero sí lo soy. Y las últimas semanas he visto ir y venir los comentarios de la divine gauche diciendo que qué mal, que el pobre peje, que si héroe, que si víctima del PAN y del PRI, etc. Dichos comentarios, por supuesto, encabezados por la propia defensa de López Obrador. La última me la encontré hoy en el New York Times, con una Carmen Boullosa convencida (también) de que estamos asistiendo con este desafuero al final de la democracia en México.
Yo nunca he dicho que el PAN y el PRI hayan hecho las cosas bien. Tampoco creo que esté bien que Nahum Acosta y Echeverría anden tan tranquilos con la vida con la conciencia tranquila. Pero a mí me estremece la creación del "héroe". Del "héroe del pueblo". Todos los argumentos que he leído están rematados por un: "mientras todos hacen mal al país, a él lo desafueran por desobedecer una orden que impide construir un camino hacia un hospital". Ay, Robin Hood. Robin Hood que iba a construir un camino hacia el ABC, uno de los hospitales más caros de México.
A López Obrador no sólo le importa un carajo lo que la justicia le diga. No. Tiene la bondad de decir ante las cámaras que le importa un carajo y que él va a ser lo que le venga en gana "en favor del bienestar del pueblo". Aha. Así como hizo marchas y obra pública monumental (que no imprescindible) para ganarse el lugar de héroe y leyenda. Pues no. No me parece correcto. Que desobedezcas la ley y que además te des el lujo de presumir que lo hiciste.
Para mí, el señor es lo más parecido a lo peor de la infancia de los años noventa: un niño que no sólo hace tremendos berrinches y decide desde los cuatro años cómo gritarle a sus papás sino que, además, en víspera de un castigo físico, espeta: "Pégame... y te demando o me divorcio de tí".
Insisto: no justifico la falta de acción contra otras personas que han infringido la ley. Pero tampoco puedo estar de acuerdo en la campaña para convertir en mártir a un niño caprichoso y grosero.
Pero sí lo soy. Y las últimas semanas he visto ir y venir los comentarios de la divine gauche diciendo que qué mal, que el pobre peje, que si héroe, que si víctima del PAN y del PRI, etc. Dichos comentarios, por supuesto, encabezados por la propia defensa de López Obrador. La última me la encontré hoy en el New York Times, con una Carmen Boullosa convencida (también) de que estamos asistiendo con este desafuero al final de la democracia en México.
Yo nunca he dicho que el PAN y el PRI hayan hecho las cosas bien. Tampoco creo que esté bien que Nahum Acosta y Echeverría anden tan tranquilos con la vida con la conciencia tranquila. Pero a mí me estremece la creación del "héroe". Del "héroe del pueblo". Todos los argumentos que he leído están rematados por un: "mientras todos hacen mal al país, a él lo desafueran por desobedecer una orden que impide construir un camino hacia un hospital". Ay, Robin Hood. Robin Hood que iba a construir un camino hacia el ABC, uno de los hospitales más caros de México.
A López Obrador no sólo le importa un carajo lo que la justicia le diga. No. Tiene la bondad de decir ante las cámaras que le importa un carajo y que él va a ser lo que le venga en gana "en favor del bienestar del pueblo". Aha. Así como hizo marchas y obra pública monumental (que no imprescindible) para ganarse el lugar de héroe y leyenda. Pues no. No me parece correcto. Que desobedezcas la ley y que además te des el lujo de presumir que lo hiciste.
Para mí, el señor es lo más parecido a lo peor de la infancia de los años noventa: un niño que no sólo hace tremendos berrinches y decide desde los cuatro años cómo gritarle a sus papás sino que, además, en víspera de un castigo físico, espeta: "Pégame... y te demando o me divorcio de tí".
Insisto: no justifico la falta de acción contra otras personas que han infringido la ley. Pero tampoco puedo estar de acuerdo en la campaña para convertir en mártir a un niño caprichoso y grosero.
5.4.05
Tiempo de Alacranes
No reaccioné a tiempo. No sé si porque tenía demasiadas cosas en qué pensar - que excusa tan barata. Lo cierto es que la semana pasada tuve una alegría mayúscula. Bef, el querídisimo de la vida, mi gran amigo, mi sombra protectora a pesar de tener un océano de distancia, rompió su autoimpuesta maldición de "señor Mención Honorífica". Con todo el bombo y platillo - y la unanimidad del jurado compuesto por Federico Campbell, Ignacio Padilla y Eduardo Antonio Parra-, ganó el primer premio nacional de novela de género negro Otra Vuelta de Tuerca.
Desde aquí, vaya la humilde felicitación y abrazo que siempre, siempre se merece.
La novela, que será publicada por la editorial Planeta, patrocinadora del concurso, trata sobre un sicario del narcotráfico que un buen día decide no matar a uno de sus "trabajos". Y bueno, todo lo que pasa a partir de ello. Felicidades, una vez más.
Desde aquí, vaya la humilde felicitación y abrazo que siempre, siempre se merece.
La novela, que será publicada por la editorial Planeta, patrocinadora del concurso, trata sobre un sicario del narcotráfico que un buen día decide no matar a uno de sus "trabajos". Y bueno, todo lo que pasa a partir de ello. Felicidades, una vez más.
2.4.05
Una carta para Dios
Prepárale una casa
amplia, grande, llena de sol
con un bosque sereno y su paz al atardecer
como la que ha convertido
(siento que a veces se equivocaba
pero no me gusta pelear
con mi abuelo
con mi padre
con el elegido de mi corazón)
prepárale otra infancia
más dulce
más cercana
préstale a tu madre
- que siempre la quiso tanto -
deja que le dé su mano
y, por favor, llévatelo a descansar.
amplia, grande, llena de sol
con un bosque sereno y su paz al atardecer
como la que ha convertido
(siento que a veces se equivocaba
pero no me gusta pelear
con mi abuelo
con mi padre
con el elegido de mi corazón)
prepárale otra infancia
más dulce
más cercana
préstale a tu madre
- que siempre la quiso tanto -
deja que le dé su mano
y, por favor, llévatelo a descansar.
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