La que aquí suscribe literalmente anda de parranda. Por favor, sígannos en nuestro blog paralelo del #crazylocotour.
Por su atención, gracias.
21.7.14
8.7.14
Última hora
Pedacito de portada |
Ya era más tarde de lo que había planificado despertarme. En lugar de encender el ordenador, me arreglé, me vestí y metí todas las cosas necesarias para el día en mi bolso. Tenía una cita para desayunar con mi Italiana, quien me tenía un regalo y distracción y buenos deseos. No podía, no tenía más fuerza, más que para irme allá y pensar en lo bueno que estaría el café con leche.
La fecha de entrega de hoy me la había puesto yo - nadie más. El sábado comienza de lleno el crazylocotour y no había manera de que fuera yo por ahí paseando con la angustiosa tesis. Es demasiado pesada - seguramente me cobrarían sobrepeso en el avión. Además, ya ha ido a demasiadas vacaciones, a demasiados viajes, me ha fastidiado las suficientes noches y sus días.
Pensé en lo diferente que era mi vida la tarde que decidí, frente a Bef y Rebeca, que comenzaría el doctorado. En todas las cosas que se han perdido y se han ganado entre medio. En todos los amigos que he estado a punto de perder por mi mal humor y mis nervios. En las veces que pensé que mejor no, no quería hacer la tesis. Que de nada me servirá. Pensé en que todo eso ya no está.
Y fui al café, y esperé a mi Italiana, y terminé de ordenar el índice del texto. Y luego fui a la biblioteca y escribí un par de párrafos más a las conclusiones y corregí una cosa que no me gustaba de la introducción. Y modifiqué - por enésima vez - el título. Y convertí todo a PDF y junté los archivos e hice una cosa de 180 páginas sinbibliografíanianexos que luego tardó lo que a mi me pareció un millón de años en imprimirse dos veces. Y fui a la papelería a que lo engargolaran y después me fui a entregárselo a mis directores de tesis. El Director A me había invitado a comer - le dejé el texto y me dijo que lo tendría revisado cuando yo volviese del viaje. Después, no hablamos más de eso sino de una investigación sobre el modernismo que tiene una buena pinta. Pero me quedé un poco desconcertada porque yo quería hablar, por una vez, de la tesis. De su incierto pero inexorable futuro. Entonces, antes de meter el otro volumen en el casillero del Director B, me paseé con él por la Universidad, mostrándolo, como mamá recién parida.
Ahora estoy en casa, respirando. Me puse a escribir esto porque sabía que tenía que escribirlo, contarlo, desde que me levanté. Que tenía que dar las gracias a toda esa gente que ha sido infinitamente paciente conmigo y a la que prometo pagarle todas las cervezas, whiskies y abrazos que le debo.
Yo sabía que eso tenía que entregarse hoy y está entregada. Aún no sabemos cuál será su destino - "¡felicidades, casi-Doctora!", me dijo uno de mis jefes - pero sí sabemos que ya tiene una fecha qué marcar: el día que decidí que había terminado y que esa tesis - la parte que me hace sufrir - no volverá ir conmigo a ningún sitio.
5.7.14
Las cosas dichas
La última conversación se ha mantenido con meses de silencio entre medio. Palabras van y vienen, eléctricas, telefónicas. Pareciera que nada está completamente dicho. Y lo está. Pero, de nuevo, completamente no es definitivamente.
Hay cosas que hemos dicho sin nombrarlas. Y sin embargo, están. Y estos silencios, este escondernos en las rendijas de la tecnología, también tiene que ver con el diálogo. Del saber que estamos sin estar, sin volver, sin irnos, sin despedirnos del todo.
Es sábado de verano y, por un momento, imagino otros veranos. Todas las cosas que se quedaron, entonces, en silencio. Pero que fueron dichas sin palabras de tantas maneras.
No es que nos debamos nada: es que sabemos lo que nos dimos. Y eso basta.
Hay cosas que hemos dicho sin nombrarlas. Y sin embargo, están. Y estos silencios, este escondernos en las rendijas de la tecnología, también tiene que ver con el diálogo. Del saber que estamos sin estar, sin volver, sin irnos, sin despedirnos del todo.
Es sábado de verano y, por un momento, imagino otros veranos. Todas las cosas que se quedaron, entonces, en silencio. Pero que fueron dichas sin palabras de tantas maneras.
No es que nos debamos nada: es que sabemos lo que nos dimos. Y eso basta.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)