15.6.10

Como la navidad

Las calles se tiñeron de naranja. Hay que ser justo y decir que eran principalmente bares y sitios en donde la gente se reúne para ver el fútbol. Pero también algunas casas lucían un montón de banderines naranja como los de las kermesses. "Se ha convertido en una cosa como la navidad", me dijo él. "Ya es una tradición ver cada dos años a todas las casas adornadas".

Pensé en el fútbol como una religión unitaria en un país donde las diferencias religiosas se están convirtiendo en diferencias políticas. Y no pude dejar de acordarme de México donde, a la menor provocación, banderas tricolores salen por todos lados. A los señores con su carrito de banderas en septiembre bicicleteando por la ciudad. En el orgullo que le da a uno (o le daba) estar en la escolta. En las múltiples caras pintaditas que adornan facebook.

Y nada más por llevar la contra, salí ese sábado particularmente naranja a pasearme por las calles de Maastricht con una camiseta que decía "México". Mi hermano me miraba con bochorno y un par de fans súper rubios - y un poco borrachos - dieron voces de apoyo al equipo a una semana que empezara el mundial.

Ayer jugaron los Naranjas y no me pusé la camiseta. Quizá me la debería poner hoy. O aprestar la verde para este fin de semana. La verdad es que estos nacionalismos festivos con prints y 100% algodón me parecen lo más divertido que puede tener el nacionalismo.

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